Historia de un descubrimiento
Fecha: 21/04/2019,
Categorías:
Dominación / BDSM
Sexo con Maduras
Lesbianas
Autor: carmen_garc, Fuente: xHamster
... me alcanzó. En el mundo sólo existía mi cuerpo, mi mente estaba concentrada en sentir cada poro de mi piel, cada espasmo. Aquel momento me pareció eterno, hubiera querido que lo fuera. Entre mis piernas estabas tu, mirándome embelesada, húmeda, llena de mis jugos, oliendo a ellos.Acaricié tu pelo, tu espalda, bajé por tus nalgas. Rocé tu sexo y lo sentí húmedo. Me entretuve en él mientras respondías con gemidos mimosos a mis caricias. Introduje un dedo en tu culo. Tu reacción fue cerrar el esfínter.No hagas eso, ¡zorra!. Me perteneces, cada agujero de tu cuerpo me pertenece.Tomé la fusta y la abatí con fuerza sobre tu espalda. La fusta cayó una y otra vez sobre tu culo. La piel comenzó a enrojecer mientras tu admitías el castigo sin quejas.Tu culo me pertenece y voy a tomar posesión de él.Tu no querías, tenías muy claro que no querías, pero no podías decirme que no. Me mirabas con ojos suplicantes intentando despertar mi compasión, pero está me había abandonado. Mis manos recorrieron tus caderas. Levanté la mirada y me tropecé con tu súplica de nuevo. No te sirvió de nada. Te ordené girarte y lo hiciste. Coloqué una mordaza en tu boca, no quería oír tus quejas. Coloqué dos pinzas en tus pezones y las uní con una cadena por detrás de tu cuello. Si intentabas erguir la cabeza la tensión en tus pezones sería muy dolorosa. Me coloqué un arnés. Aquel arnés poseía dos pollas. Una penetraba mi coño y la otra, tal vez demasiado grande para lo que iba a ser usada, estaba dispuesta ...
... para ti. Esparcí un pegote de frío lubricante sobre tu culo. Cuando notaste que mis dedos tomaban posesión de tus entrañas las lágrimas empezaron a correr por tus mejillas.Es inútil que llores, no te va a servir de nada, pórtate bien o será peor.Mi mano derecha se cerró sobre la polla de plástico y presioné sobre tu orificio frágil y diminuto. El dolor te paralizó por completo. Empujé lentamente mientras mi apéndice plástico se abría camino en tu culo. Intentaste gritar pero la mordaza te lo impedía. Luego el llanto ahogó tus gemidos y sólo unos sollozos débiles y entrecortados salían de tu garganta. Esto te humillaba mas, no poder gritar acentuaba tu debilidad, tu impotencia frente a mí y a mis deseos. La polla quedó enterrada en tus entrañas. Era grande pero la habías recibido entera. Tu culo se había dilatado para acoger aquella prolongación de mi deseo. Comencé un mete y saca cuyo ritmo marcaba la pequeña polla que me follaba a mí. Gemías. Yo no sabía que parte de placer y que parte de dolor había en tus gemidos, pero tampoco me importaba, solo importaba yo. Yo jadeaba contra tu nuca dejándome vencer por un placer insultante, usándote como antes otros me habían usado, obteniendo de ti algo que a ti te estaba vedado. Mis embestidas se hacían cada vez mas violentas y esto intensificaba tu dolor. Mis manos se aferraron a tu coleta obligándote a levantar la cabeza. Aquello hacía que tus pezones se tensaran proporcionándote un dolor, un placer desconocido. En ese momento yo ...