1. Una tormenta atroz y dos vecinos. La combinación perfecta II


    Fecha: 22/04/2019, Categorías: Confesiones Autor: nena-Xversa, Fuente: CuentoRelatos

    ... abrazarla.
    
    Ella un tanto preocupada por la hora que en unos minutos iba a comenzar a clarecerse el cielo, se levantó de la cama, buscando la ropa que le había prestado en el inicio, se viste y le comenta que debe irse antes de que se aclare el cielo o alguien puede verla salir de la casa. El la observa con bastante gusto, deseo y una chispa de picardía como se pone la ropa. El sólo se pone un pants y una playera, la acompaña a la salida.
    
    Ambos se dirigen a la puerta, ella está por abrir la puerta y él la toma del brazo y la jala con firmeza, pero sin lastimarla deteniéndola en el recibidor, se queda un momento en silencio observando su rostro mientras ella se queda un poco perpleja por lo que él acababa de hacer. En eso la toma del cuello y la besa tiernamente. Se queda mirándola fijamente a los ojos, parece sentirse hipnotizado por sus globos oculares, baja la mirada a los senos y comienza a acariciarlos mientras le comenta coquetamente:
    
    Él: ¿Me los regalas?
    
    Ella: Jajaja claro que no.
    
    Él: Ándale, prometo cuidarlos.
    
    Dice eso mientras con los pulgares le ...
    ... baja un poco la blusa dejando salir los pezones haciendo movimientos circulares con estos.
    
    Él: Prometo besarlos (los besa), - acariciarlos (los acaricia), lamerlos (los lame), morderlos (los muerde despacio).
    
    Se queda un rato entretenido chupando sus pezones. Ella ya notó cuan débil se vuelve ante sus caricias. La toma de las piernas y la carga con delicadeza, así se la lleva nuevamente a sus aposentos.
    
    Estuvieron todo el día retozando de lo lindo, lo hicieron tantas veces hasta saciarse. Ya entrada la noche, después de unos tres intentos, ella por fin pudo cruzar el umbral de la puerta de su vecino y dirigirse a su casa pues al día siguiente llegaba la vecina y era preferible salirse a tiempo de manera segura.
    
    Por fortuna nadie le vio salir y fuera de casa tuvo que esperar como unos diez minutos para que llegara un compañero de casa y le abriera la puerta.
    
    La vio cruzar su umbral y no pudo evitar esbozar una sonrisa entre tierna y pícara.
    
    Él se mantuvo fumando fuera de casa unos cinco minutos después de que ella entrara a su casa.
    
    Fin de la segunda parte 
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