1. Capaces de cualquier cosa (I: La excursión)


    Fecha: 24/04/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... descubrieron que se llamaba Jassica. Tenia 33 años y vivía en Bath, sola. Las chicas imaginaron que su vida seria una sucesión triste y aburrida de semanas trabajando en Londres, y fines de semana emborrachándose en aquel pequeño pueblo, lista para dejarse seducir por quien se prestara a pasar la noche con una fea. Decidieron darle una alegría.
    
    Ciertamente, Jessica no tenia ni idea de lo que había hecho eligiendo precisamente ese compartimiento para sentarse. No habría otro mas inseguro en todo el tren. Aurelie y Sara cuchicheaban constantemente entre sorbo y sorbo de vodka, tras volver a ponerse cómodas. Estaban dispuestas a emprender una perversión en toda regla. Le ofrecieron bebida, pero ella la rechazo amablemente. después de unos minutos, Jessica se puso unos auriculares y se quedo mirando a la ventana y oyendo música, sin aparentemente hacer mucho caso a la conversación de las dos chicas que tenia por compañeras.
    
    Creyendo que no eran escuchadas, Aurelie y Sara aumentaron el tono de sus cuchicheos. Se pusieron a discutir en torno a si Jessica se dejaría seducir por ellas. Sara no estaba muy convencida, pero Aurelie, quizás mas borracha y entusiasta, creía que era posible. Se levanto, cerro las cortinas del compartimiento, puso su mochila delante de la puerta para que -en caso de que entrara el revisor- les diera tiempo al menos a reaccionar, y volvió a su sitio. Jessica observaba todos los movimientos de reojo, sin darse por aludida.
    
    Que morbazo me da esta ...
    ... tía. Me pregunto de que color tendrá los pelos de los bajos- dijo Aurelie en voz alta. Sara y ella siempre hablaban en ingles entre ellas, por lo que, en caso de ser oídas, Jessica les entendería. Crees que esta preciosidad se dejara comer el coño? - añadió.
    
    En ese momento, Jessica abrió mucho los ojos, dio un respingo, miro a ambas chicas, e inmediatamente devolvió la vista, nerviosa, al paisaje del otro lado de la ventana. Evidentemente, la ultima pregunta de Aurelie había venido en un lapso entre canción y canción, y ella lo había entendido perfectamente. habría esperado eso de algún borrachuzo, pero no de dos niñatas en un tren. De dos preciosas niñatas.
    
    Sara rompió a reír, acompañada por su amiga, y la risa se transformo en excitación creciente cuando vieron que Jessica bajaba disimuladamente el volumen de su walk-man. Buena señal. Al menos, quería oír lo que decían. Ambas chicas se besaban ya sin ningún tipo de pudor entre risa y risa.
    
    Aurelie propuso entonces una apuesta al oído de Sara. Si Jessica caía derrotada y dejaba que Aurelie deslizara su pantaloncillo para beber de sus fluidos, Sara debería pagar una apuesta. Si Jessica resistía, seria Aurelie la que debiera pagar la prenda. Como castigo, Sara propuso que la perdedora debía llevar puesto durante una hora su "regalito".
    
    El "regalito" en cuestión no era otro que un pequeño vibrador que yo le había comprado hacia una semana por su cumpleaños. Era un aparato metálico, suave, de unos diez centímetros de ...
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