En la consulta de Urología (Parte 2)
Fecha: 22/08/2017,
Categorías:
Gays
Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos
Había pasado ya un mes desde que me follé a mi doctora de urología. Desde entonces no he vuelto a tener ninguna erección. Sí que he tenido algún sueño húmedo que me ha ayudado a aliviar mi situación, porque la verdad es que correrse con el pene flácido es algo frustrante. La sensación de pajearse con el erecto es lo mejor del mundo si no vas a follar.
Ahora estoy en el trabajo intentando ver algo de porno, pero nada, que no consigo empalmarme. Después de un rato me aburro y me voy a comer. Cuando vuelvo decido probar otra cosa.
Miro páginas de señoritas de compañía, vamos de prostitutas, a ver si así consigo aliviarme hasta que vuelva a ver a mi doctora.
Espero que con una profesional pueda volver a tener una erección.
Navego arriba y abajo por una página de scorts, pero son demasiado caras para mi presupuesto. Me paro en una página normalita de chicas monas, y escojo una española con un buen par de tetas. Las tiene más grandes que mi doctora y eso me gusta.
He quedado a las 6 de la tarde. Me ha dado su dirección por whatsapp. En mis 50 años, solo he estado con una par de prostitutas. La primera a mis 18, con la que perdí la virginidad. Estaba gorda y las tetas se le movían como dos flanes mientras me cabalgaba.
La segunda con 28 en mi despedida de soltero. Era una chica delgada, pero con curvas, todo lo contrario de la mujer con la que me estrené.
Con estos pensamientos he llegado a su calle. Tengo que atravesar un callejón oscuro que no me da mucha ...
... confianza, pero acelero el paso y enseguida llego al portal.
Toco al portero y me abre enseguida. Subo 3 pisos y llego agotado, no tiene ascensor en el bloque. Ya no soy un niño.
Cuando llamo al timbre, me abre la chica de la foto. Es más o menos cómo se veía en la página, aunque parece un poco más rellenita. Lleva puesta una bata blanca, como de médico, con lo que me hace brotar una sonrisa.
Me lleva al salón y me invita a tomar una copa. Le digo que no bebo nada, no solo porque realmente no beba, sino porque no me fio de beber nada que me ofrezca una desconocida antes de echar un polvo, no vaya a ser que me drogue y me robe.
Después de charlar un rato de cosas triviales, me lleva a su habitación. Se quita la bata y veo que no lleva nada debajo.
Está un poco rellenita cómo había supuesto, pero sus carnes son muy apetecibles. Se sienta a mi lado en la cama y me ayuda a quitarme la ropa. Me quedo desnudo y acaricia mi barriga. Lo que habría hecho que me empalmara enseguida, en este momento no consigue nada. Mi polla no se endereza.
Sara, así se llama la chica, empieza a tocarme y a masturbarme, pero no consigue su objetivo.
-Pues tú me dirás cómo vamos a follar con esto.
-Pensaba que contigo podría, pero nada. ¿No tendrás una viagra?
-Claro, y un jamón de bellota también, no te digo.
-Bueno, no pasa nada, te voy a pagar igualmente. Aquí tienes tu dinero.
-Dámelo luego, voy a sacarte la leche igual.
-No, déjalo. Es frustrante correrse con la ...