follar a la vecina
Fecha: 04/05/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... puse a subir las escaleras, no sin antes coger las llaves del desván. Fui subiendo poco a poco, ya que las cajas aunque no eran muy pesadas, si eran bastante grandes y limitaban mi campo de visión. Cuando pasaba por delante de la puerta del 4º piso, sin querer rocé con mi hombro el timbre de la puerta y este sonó, en un principio no le di importancia ya que pensaba que no había nadie en casa. Pero de pronto sentí como unos pasos al otro lado de la puerta y seguidamente esta se abrió. Apareció mi vecina que se quedó un poco sorprendida al verme en pijama y cargando con dos cajas. Le dije que me disculpara por haber tocado sin querer el timbre de su puerta. Me dijo que no pasaba nada, e incluso se ofreció para ayudarme a subir las cajas. Yo le dije que no hacía falta que me ayudase, pero ella insistió y cuando me quise dar cuenta ya me había quitado una de las cajas de encima y estaba subiendo por la escalera. Subí justo detrás de ella, pude observar su espectacular trasero el cual se le marcaba muy bien gracias al pantalón de deporte ajustado que llevaba lo que me extrañó ya que solo se suele poner esos pantalones cuando va al gimnasio por las tardes. Cuando llegamos a la puerta de mi desván, saqué la llave de un pequeño bolsillo del pantalón de mi pijama y abrí la puerta. Le dije que si quería podía dejar la caja en el suelo y yo la metería dentro, pero ella no me hizo caso y entró en el desván. Ya dentro, coloqué las cajas dentro de un armario viejo, cuando terminé observé ...
... que mi vecina estaba muy interesada mirando la cantidad de cosas que había en mi desván, me dijo que le gustaban mucho la antigüedades, y de eso hay mucho ya que muchas de las cosas habían pertenecido a mis abuelos e incluso a mis bisabuelos. Le expliqué un poco de donde había salido todo y pareció interesarle. Se acercó a una mecedora que había pertenecido a mi abuela, se sentó en ella e inclinó su cuerpo hacia atrás para balancearse. Siguió mirando todo desde su asiento, hasta que su mirada se posó en mi, esa mirada me inquietó un poco, no sabía que hacer, y lo más incomodo es que tampoco sabía que más decirle, solo esperaba a que se levantara y nos fuéramos de allí, pero eso no ocurrió. Empezó a preguntarme que tal me había ido el curso y todas esas cosas que la gente pregunta cuando no saben de lo que hablar. Estuvimos hablando de chorradas un buen rato, ella sentada en la mecedora como una diosa con esos pantalones ajustados que le llegaban hasta los gemelos, una sudadera de tela fina que marcaba perfectamente sus bellos pechos, y unas chanclas que dejaban ver esos desnudos y hermosos pies. Mientras yo estaba de pié a unos pocos pasos de ella con simplemente una camiseta, un pantalón de pijama corto que parecía un calzoncillo y unas chanclas también. Me contó que como era verano había menos trabajo en la guardería, dejaba a su hija allí y tenía algunas mañanas libres durante la semana, y que las aprovechaba para ir al gimnasio, me dijo que estaba a punto de irse cuando ...