1. Le fui infiel a mi novio y lo gocé


    Fecha: 04/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: carmenmosqueda, Fuente: RelatosEróticos

    ... Sabía que llegado un punto, las manos salen sobrando y todo el movimiento debe ser con la boca.
    
    Me imagino lo caliente que estaba Daniel: una chica cometiendo su primera infidelidad sexual contigo en plena calle, inclinada en tu coche y comiéndote la verga como toda una profesional. Casi no hablaba y sólo de vez en cuando oía un “Así chiquita”, “Cómo te la comes, bebé”, “Mira que te gusta, eh”. La verdad no sabía y no me importaba lo que decía, yo sólo me dedicaba a disfrutar su tranca.
    
    —Mhh…glmphhh…¡¡¡mmhhhhhhh!!!—eran los únicos sonidos que salían de mi boca.
    
    Si no me equivoco, fueron unos 5 minutos en los que proseguí con mi labor.
    
    —Carmencita, ¡cómo te gusta, eh! Es todo tuyo, princesa—, decía mi amante entre jadeos.
    
    Me lo saqué de la boca, lo miré a los ojos y le dije:
    
    —Claro que es todo mío, es mi dulcecito.
    
    [Ahora más que una novia infiel, parecía una puta a sueldo]
    
    Ustedes sabrán entender, las mujeres nos transformamos durante el sexo o por lo menos eso quiero creer. Sobra decir que seguí chupando sin manos y poco tiempo después noté que la mano derecha de Daniel soltó mi nuca y se dirigió a mis nalgas, subió mi vestido (lo cual no era muy difícil por lo corto) y empezó a sobarlas.
    
    —Mira nada más el culo que te cargas—, me dijo.
    
    Por supuesto que no le contesté y seguí esmerándome en lo mío. Pero algo tenía claro: si quería una chupada y hasta venirse en mi cara estaba dispuesta, pero estaba muy loquito si pensaba que iba a cogerme. Eso ...
    ... sí que no.
    
    —Dije que estás muy buena. Mira esas piernas.
    
    Y entonces sus manos bajaron a mis muslos y a mi entrepierna. No podía a alcanzarme muy bien pero era evidente que el cabrón quería meterme mano.
    
    Yo en mi papel de niña buena, seguí chupando y mamando como una experta. A estas alturas su pene ya estaba a su máxima expresión. Como mínimo eran 20 cm de pura carne rica y fresca.
    
    Como les dije antes, la tenía más gruesa que José Luis y eso me dificultaba más la tarea. Aquel enorme instrumento desaparecía dentro de mi boca hasta llegar a mi garganta y mi cabeza subía y bajaba una y otra vez.
    
    —Carmen, te quiero coger como loco—, me dijo.
    
    Yo me hice la desentendida.
    
    —Te la quiero meter hasta el fondo, chiquita. Mira nada más cómo me pusiste. Niégame que no estás toda mojadita. Anda, dímelo.
    
    —Ya Daniel, en buen plan deja de insistir.
    
    Sus manos subieron otra vez por todo mi culo hasta llegar a mi cintura. Metió la mano por debajo de mis medias, y fue ahí cuando sentí el calor de su piel contra mis glúteos. Creí morirme del gusto y sentí mis pezones duros de la tremenda excitación que estaba experimentando.
    
    Su mano continuo masajeando mis nalgas piel a piel, hasta que el muy coqueto metió la mano también por debajo de mi calzón. Seguramente fue el momento en que perdí los papeles. Los dedos de Daniel buscaron inmediatamente mi vagina y comenzaron a estimularla. Notó mi éxtasis pues al instante comencé a chupar con más vehemencia y rapidez.
    
    —Mira ...
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