1. Visitas a mi vecino (El partido)


    Fecha: 23/08/2017, Categorías: Infidelidad Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    Diego procuró abrir la puerta con la máxima cautela; no quería despertar a su abuelo. Aunque, probablemente ya estuviera levantado, eran las 08:15.
    
    Le pidió a Ariel que entrara con mucho sigilo... no obstante, como oyeron que el abuelo ya estaba trasteando en el cuarto de baño, aprovecharon ese momento para subir rápidamente a su habitación. Luego, Diego colocó su cartelito de “ABUELO, DEJAME DORMIR” en la puerta; y por primera vez sintió la necesidad de echar el seguro.
    
    También le escribió una nota:
    
    Abuelo, Ariel está aquí. Me lo he traído a pasar el finde con nosotros. Hemos tenido una noche muy movida. ¡Por favor!, dejanos dormir ¿vale?
    
    ¡Gracias!, “abu”. ¡Te queremos a tope!.
    
    Diego y Ariel.
    
    Y la echó por debajo de la puerta.
    
    Se ducharon y se metieron en la cama de 1,10 mts., en la que dormía Diego. Y, a pesar del cansancio, y como el que no quiere la cosa, empezaron con un run-run y unas risitas... y ahora te toco aquí, y luego allí… y, ¡en fin!... que terminaron follando. Eso si, con cuidado de no hacer demasiado ruido…
    
    Como era sábado, Diego no tenía que ir al Instituto; y a las 09:30, todavía despierto, escuchó los pasos de su abuelo junto a la puerta.
    
    - Menos mal, que hoy no tengo clase…
    
    Y se fue quedando dormido...
    
    A las 15:10, Fermín, que estaba en la cocina, y viendo la hora que era, creyó que esos gandules ya debían levantarse. Y subió, y llamó a la puerta haciendo todo el ruido que pudo.
    
    - ¡DIEGO!... ¡DIEGUITO, HIJO!... ...
    ... ¡VENGA, QUE YA SON LAS TRES!, ¡COÑO!… O, ¿VAIS A ESTAR TODO EL DÍA EN LA CAMA?
    
    Las voces de Fermín despertaron a Ariel, que se dio la vuelta y vio que Diego seguía sopa. Lo miró un ratito; y se quedó escuchando su respiración. No pudo evitar sentir el deseo de besarlo... y saborear sus labios...
    
    - ¡Mmmmmmmmm!, pero que rico estás ¡cabrón!…
    
    Diego, que no quería despertarse, correspondió a ese beso.
    
    - ¡Mmmmmmm!…
    
    Luego, se apartó un poco y saltó fuera de la cama.
    
    Se puso los pantalones cortos y…
    
    - ¡Anda!, levántate ya… que son las tres, ¡coño!
    
    Entonces, Diego abrió los ojos y lo miró fijamente.. de arriba a abajo...
    
    - ¡Joder que prisas!... estoy matáo, tío... ¡de verdad!
    
    - ¡Venga!, anímate y levántate... que el abuelo nos está esperando.
    
    Y haciendo un esfuerzo... salió de la cama.
    
    Se puso unos calzoncillos limpios y echándole el brazo por los hombros, se lo llevó escaleras abajo.
    
    - ¡Hombre!, ¡Ariel!, ¡hijo!. No sabes como me alegro de verte por aquí.
    
    Y le dio un par de besos.
    
    - ¡Hola, abuelo!…
    
    … ¡ya ves!, que me encontré anoche con Diego, y me ha secuestrado…
    
    - ¡Eeeeh!… sin pasarse.
    
    - ¿Y, tu?, ¿qué?…
    
    ... como siempre ¿no?…
    
    ... ¡medio desnudo!
    
    - ¡No exageres”, “abu”…
    
    … ¡ya sabes, que me gusta estar cómodo, cuando estoy en casa!.
    
    - ¡Si!, pero es que ya no eres un niño, Diego…
    
    Diego hizo alusión a los pantalones que llevaba Ariel; que eran bastante cortos, para no ser el único.
    
    - ¡Bueno!, ¡bueno!… por mi, como si ...
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