Desayuno
Fecha: 08/05/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: sugarblood, Fuente: CuentoRelatos
Me encontraba yo con una camisa tuya que apenas cubría mi trasero, unas bragas rojas y sin sostén. Hacía mucho calor ese día y me disponía a prepararte el desayuno. Saque frutas de la nevera y las deje sobre la mesa. El aroma de tu cuerpo impregnado en la camisa me encantaba, me sentía feliz por la cena de la noche anterior y por haber hecho el amor, con tanta pasión, que incluso deje rasguños en gran parte de tu espalda y mordidas por todo tu pecho.
Mire el reloj, eran pasadas las ocho de la mañana, era domingo así que ninguno de los dos trabajaba. Corte en cuadritos la fruta y, de la nada, sentí que tus manos grandes y suaves se escabullían bajo la camisa tres tallas más grandes que yo. Sin percatarme me sonroje, habían pasado años de conocernos y, aun así, cada vez que te veía mis mejillas se sonrojaban y me ponía algo nerviosa.
―Hola, buenos días mi Gatita hermosa
―Ho…hola amor, ¿co...como amaneces?
―Mmmm de muy buen humor mi amor ¿y tú?
―Bien amor, te estoy preparando el desayuno – dije conteniendo mis gemidos al sentir tu lengua recorrer mi cuello suavemente-.
―Se me antoja comer algo muy rico mi gatita.
―¿ah sí bebé? ¿Qué cosa?
―A ti – me susurraste el oído -.
―Pe.…pero amor –dije sorprendida-.
―Vamos mi amor, tengo mucha hambre.
Antes de que pudiera decir algo me diste vuelta y me sentaste en el mesón de la cocina, haciendo a un lado el tazón con frutas a medio picar. Me tomaste de la cintura con furia y me pegaste muy bien a ti. Casi ...
... por instinto te di un delicioso beso con lengua, de esos que te encantaba que te diera cada mañana. Sentí tu lengua húmeda frotarse con la mía y tus labios unidos a los míos. Tus manos traviesas empezaban a desabotonar mi camisa, mientras yo te rodeaba con mis piernas, haciendo que sintiera poco a poco como tenías una erección. Para entonces ya sentía tus besos estaban en mi cuello a la vez que tus manos tomaban mis pechos y los movían y apretujaba cada vez con más y más ganas. No pude evitar gemir tu nombre:
―Ahh... Alex, mi amor…me encanta que me des los buenos días así…
―Mmmm a mí también mi amor, eres mía gatita, todo ese rico cuerpito – decías mientras mordías mis pezones- es solo para mí.
―Ahh, mmm claro mi amor – dije mientras sentía como mis bragas se humedecían- te amo, gatito
―Mmmm, te amo mi gatita traviesa.
Como estabas desnudo por lo de la noche anterior, sin pensarlo bajé mi mano y empecé a jalar con suavidad esa rica pija que tanto me encantaba. Mi mano pequeña, apenas alcanzaba a rodearla, pero aun así empecé a bajar y a subir la pielcita. De inmediato empezaste a gemirme. Sabías lo mucho que me encantaba que gimieras así por mí, todo mi cuerpo se estremecía con cada gemido. Aumente un poco la intensidad y mi mano empezaba a ensuciarse con tus fluidos. En el calor del momento, tus dientes se clavaban fuertes en mi hombro derecho. Aunque me dolía eso me gustaba. Por un momento deje tu pija y baje mi mano a tus huevitos (o como yo los llamaba, mis ...