1. La mujer de mi amigo


    Fecha: 09/05/2019, Categorías: Sexo Interracial Autor: cunegundo, Fuente: CuentoRelatos

    ... rápido.
    
    Pero antes de todo debía saber estimularla. Hay una actitud bastante agresiva que a las mujeres así les suele gustar. Le metí primero un dedo en la boca. Luego dos. Tres. Hasta terminar con toda la palma de la mano hasta la mitad. La boca la tenía abierta de una forma extrema.
    
    -¿Te gusta cómo te trato? – le dije.
    
    Ella movió la cabeza afirmativamente.
    
    Después acaricié su clítoris con la mano derecha muy despacio y dándole continuos besos. Se ponía húmeda, pero tenía los dientes apretados y las piernas tensas. No se relajaba. Se trataba de una tarea verdaderamente difícil.
    
    La penetré muy suavemente y muy despacio. Ella gimió. Su coño era caliente y muy húmedo, pero seguía muy tensa. A mí me encantaba aquella hendidura. No. No era frígida. Le gustaba mucho lo que le estaba haciendo, pero parecía luchar contra ello.
    
    No conseguí que se corriese, pero yo si eyaculé. Fue justo en ese momento cuando descubrí la verdad. En el momento de llenarla de semen noté que se escapaba una ventosidad.
    
    -Uy perdón- me dijo.
    
    Tarde en darme cuenta dos días después. Era una mujer que reprimía sus pedos vaginales. Hay mujeres que tienen muchos y los reprimen en el acto sexual. Eso les impide disfrutar todo lo que quisieran y aún más. ¡De modo que Sandra era una mujer ardiente!
    
    Tuve que planear una estrategia.
    
    Me la llevé al cine. Antes de entrar le dije que se había tirado un pedo vaginal en la cama. Ella se puso coloradísima. Parecía hasta ...
    ... congestionada.
    
    Dentro del cine me dio por tirarme ventosidades muy ruidosas, cosa que por cierto no me gusta nada. La gente terminaba riéndose a carcajada. Y Sandra también y eso era lo importante.
    
    Me la llevé a mi casa y en la cama grande matrimonio me acosté con ella por segunda vez.
    
    Se la volví a meter muy despacio. Volvía a tenerlo húmedo y muy caliente, pero volvía a reprimirse. En un acceso de rabia, pero con autocontrol me puse a follarla del modo vertiginoso. He de decir que soy una persona que tiene esa suficiente fuerza puesto que siempre voy a un gimnasio. Tras unos diez minutos de embestidas ultra rápidas de y de sudores míos conseguí que ella soltase sus pedos vaginales y empecé a notar sus orgasmos. Venían casi uno detrás de otro. En tres minutos le noté cuatro.
    
    Una vez que había conseguido romper el tabú cambié la técnica de la follada. Lo hice al modo normal, que además para mí es más relajado. En una hora tuvo unos nueve orgasmos y soltó unos 15 pedos vaginales. Esa mujer era un volcán de sexualidad.
    
    Pero sentía que podía disfrutar todavía mucho más. Era cuestión de tiempo. Lo mejor era la amplia sonrisa con la que me miraba.
    
    Meses después mi amigo me dijo que su vida amorosa había mejorado mucho.
    
    -¿Sólo mejorado? – le pregunté yo.
    
    Me parecía que Sandra seguía cortándose bastante.
    
    Ese verano decidimos pasarlo juntos, el matrimonio y este soltero recalcitrante. Fuimos de viaje a Costa Rica. Mi habitación estaba dos pisos más abajo. En realidad, fui yo el ...