Conociendo a Ratona “Reclutadora” Cap. 2 - Relatos Eróticos

Conociendo a Ratona “Reclutadora” Cap. 2

Ya tenía a Ratona, a su madre y a su patética hermana a mis pies y con obligaciones diarias, era el turno de las dos amigas, así que dirigí la mirada hacia una de ellas, mis futuras zorritas.

—A ver tú, inútil, cómo te llamas.

—yo... yo alteza —respondió la temerosa chica.

Le pregunté con voz de mando:

—¿a quién estoy mirando?

Ella con voz temblorosa respondió con apenas un susurro:

—alteza, mi nombre no tiene importancia, yo acepto el que usted buenamente me asigne.

Sorprendida de su respuesta, le dije:

—bien dicho zorrita, se ve que tienes algo de experiencia.

Ella en voz baja respondió:

—si ALTEZA, un poco

—tú me serás muy útil por lo que estoy notando con tu actitud, tú te vas a encargar de mi aseo personal, guardar mi ropa y mantener limpia la casa, pero poniendo más cuidado en mi recamara.

—Si señora —respondió la zorrita, me quedé pensando y le dije:

—tú te harás llamar “Limpiadora”.

Ella agradeció el honor y privilegio de ser ella misma la encargada del aseo de su ama, “ALTEZA" habiendo dicho esto, suplicó regresar a su lugar y mantener su posición arrodillada.

Por último, solo faltaba de asignar tareas a la última amiga de Ratona, ella estaba tan nerviosa que, si apenas la vi de reojo, ella se desbarató en el suelo como un cubo de hielo bajo el rayo del sol, aun no le decía yo nada, y ya me estaba besando los pies, entonces le pregunté:

—¿Qué te pasa estúpida?

Ella por los nervios solo alcanzó a decir:

—estoy a ...

... sus pies mi señora, no importa lo que me asigne.

Al verle de rodillas, lamiendo y besándome los pies, era tal su nerviosismo que no tuve que rendirla a mis pies, por el contrario, ella solita vino a mí a darme su vida de esclava.

—Veo tu determinación a ser una buena perrita, así que te voy a designar una tarea de vital importancia para mis intereses —dijo ALTEZA.

Ella aun temblorosa, no se imaginaba lo que su ama le encargaría hacer, por lo que suplicó permiso de hacer una pregunta, pero sin atreverse a usar un tono de voz no más arriba de un susurro.

—Su gloriosa e inmaculada ALTEZA, ¿podría ser yo bendecida con su permiso para hablar?

—¿que se te ofrece perrita?

—Mi glorificada AMA, ¿podría usted tener la gentileza de explicar a esta humilde perra que es lo que su alteza desea de mí, cual será esa tarea vital?

—Mi fiel perrita para que vayas entendiendo mis planes, quiero que vayas a tu casa, y traigas a tu madre y si tienes hermanas también las traes, si no estás aquí de regreso en 30 minutos, mandaré a Ratona a buscarte, al cabo ella sabe dónde vives, ¿queda claro?

—Si

—¿Sí que se responde?

—Si AMA, a sus pies, no me tardo, aquí estaré de vuelta en breve.

La perra se fue en rumbo de su casa para traer ante su AMA el preciado tesoro que su dueña requería para ir acrecentando su naciente imperio.

Mientras la perra se fue tras cumplir las órdenes expresas de su dignísima “Señora”, ordené a Ratona que mientras regresaba esa con su familia, ...