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Luis, Jacobo y un verano 05 - Bruno me calma con su verga
Fecha: 14/05/2019, Categorías: Gays Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues
... había dejado tranquilo por lo menos a mi culo, el recibir su ración de rabo lo había apaciguado, el dolor de mi corazón seguía latente. Tenía un primo increíble e intuitivo que adivinaba mis necesidades como nadie. Si Julio fuera así, pero él tenía otras cosas. Cuando bajé estaban todos en el agua, se habían añadido mamá y la tía y los abuelos estaban desaparecidos. Estaban a lo suyo y creo que en el primer momento nadie se dio cuenta de mi llegada excepto Julio que me dirigió una fugaz mirada, ¿de dolor?, ¿de frustración? No se había puesto el sol y la abuela llegó para preguntar a las mujeres cómo querían la cena, Julio se fue sin despedirse de mí, le vi hablando con Bruno. Cuando bajamos para cenar me llevé una sorpresa, mamá y la tía hablaban animadamente con Julio, hablaban ellas Julio asentía y sonreía. Estaba…, para mi divino. Vestía un pantalón vaquero negro, ceñido a la robustez de su cuerpo de breve cintura y culito elevado, pantorrillas como las columnas de Hércules, una camisa blanca y floja que colgaba de sus anchos hombros, de manga larga recogidas hasta el codo mostrando sus morenos brazos con el vello negro poblándoles, sembrando y apoderándose de su piel. La angustia en mi pecho, al ver su viril belleza, que no había descubierto hasta hacia un año, me oprimía. Resultaba tan poderosa su presencia. Lo primitivo que emanaba de él le hacía ser misterioso y el que hablara tan poco y fuera tan reservado. Todo él resultaba un misterio que atraía y quería descubrir ...
... todo el mundo. La atracción mítica del investigador, del arqueólogo que disfrutan ante el misterio por descubrir. Mamá colocó su mano sobre la piel desnuda de su brazo y la pasó con suavidad mientras reía con la tía, era un gesto de cariño, nada sexual y sin embargo amargó mi alma. Bebió de su alta copa de champán y entonces se dio cuenta de que entrabamos los tres primos, éramos los últimos en llegar. Nos hizo un gesto para que nos acercáramos. -Mirad quien nos acompaña esta noche. –mamá parecía encantada de que Julio se encontrara allí, no era la primera vez que comía o cenaba algún sábado o domingo en nuestra mesa pero no se prodigaba. En el momento de sentarnos Bruno se las arregló para dejar libre la silla entre Julio y él y brindármela con un gesto, no tuve más remedio que tomar asiento entre ellos. Hablaban cruzando la conversación, mis ojos se encontraban con los de Julio cuando miraba a mi primo para contestar a sus preguntas y Bruno me propinaba pequeños codazos para que interviniera y dijera algo. Era incapaz de hablarle delante de todos y que llegara a ignorarme. Mamá estaba sentada enfrente de nosotros, por una vez no estaba a la derecha del abuelo, miraba a Julio y parecía encandilada, cautivada y atraída por mi Julio, preguntándole por sus estudios y sus notas que la dejaban asombrada, luego desviaba la mirada a su hijo sonriéndome con dulzura. ¿Qué estaba sucediendo? La cena terminó sin que nos habláramos a pesar del empeño de mi primo, le agradecí el esfuerzo, ...