1. Mi viaje a Perú


    Fecha: 15/05/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Me llamo Federico, 30 años,. casado con una chica peruana. Con mi mujer siepre planeabamos un viaje a su país, a casa de una tia de ella, que siempre me dijo que la queria mas que a su propia madre. Iba a conocer a la tía Mari. Viajamos y cuando llegamos fue un recibimiento muy cariñoso que nos dieron. La tía Mari es una señora de 60 años, madre de cuatro hijos, mayores, muy simpáticos conmigo, su marido un hombre que le gustaba mucho leer, había sido alcalde de su pueblo. Bueno, yo era el bicho raro de la familia, ellos todos son vastante aindiados, piel cobriza, pelos lacios, pero buena gente. La casa es de dos plantas y en la azotea tenía como una especie de lavadero. La tía Mari es una señora de piernas macizas, una cola con nalgas gordas, una barriga prominente, y unas tetas enormes. Esta señora no medía mas de un metro sesenta. Yo hablaba con todos, una gente sensacional. La tia Mari estaba casi siempre en el lavadero, mi mujer contenía ella hablando. «Mis tíos estan encantados con vos mi cielo», me dice mi mujer, «dice mi tía que eres un hombre guapísimo, que pareces uno de esos de la televisión», me contaba. Yo me considero un tipo normal, metro ochenta, ojos verdes, me cuido haciendo deporte, un porteño del montón, ya que soy argentino. Una tarde, después de comer, mi mujer me dijo de ir a casa de unas amigas de ella, yo le dije que no, que me quedaba. El que no estaba trabajando, no estaba en casa, solo estaban la tía Mari y el marido que se fue a dormir la siesta. ...
    ... Como siempre la señora estaba lavando arriba y fui con ella. Mientras ella lavaba, nos pusimos a hablar, «hay Fede, no dejes que Lorenita coma mucho, que haga deporte, que no engorde», me decía, «si, es una pena que se ponga como yo», me decia, «pero Mari, vos que tenes de malo?», le dije, «no vez que soy una chaparra culona y tetona?», me respondió. «Para mí no estas nada mal, a tú marido seguro que le gustas», le dije siguiendo la conversación. «Que va, si supieras cuanto hace que mi marido no me toca, y eso que lo busco y nada», me contaba sin dejar de lavar. «Que desperdicio», le dije, «si, pero nadie se va a fijar en una chaparra culona como yo», me dijo sacándose los pelos de la cara. «Tú culo me encanta, siempre me gustaron las mujeres culonas», le dije parado detrás de ella, mirándole la cola sin ningún disimulo, «pero no como el mío», me dijo, volteando su cabeza y seguía apoyada en el lavadero, sacando su cola. «Me encanta tú cola», le dije apretando sus nalgas. «Oye, que haces, ten juicio», me dijo, dejando de estar como estaba, «mira como me pusiste», le dije bajando mi pantalón dejando mi pija al aire. «Madre de Dios, que es eso?», me dijo clavando sus ojos en mi pija, «te gusta?», le dije, agarrando una de sus manos y haciendo que me agarre la pija. «Oye, que soy la tía de tú mujer», me dijo pero no soltaba la pija. «Y cual es el problema?», le dije levantando su camiseta y el sujetador, dejando dos enormes tetas al aire, que se las empecé a acariciar, bajando ...
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