1. Mi viaje a Perú


    Fecha: 15/05/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... mi cabeza, metiendo uno de sus pezones en mi boca, mientras la tía Mari subía y bajaba el prepucio de mi pija. La hice dar la vuelta, que se apoye contra el lavadero, le bajé el pantalón corto que tenía puesto, dejando dos enormes nalgas llenas de celulitis al aire. Ella agachó un poco mas su cuerpo, sacando mas su cola hacia mí, me acomode entre sus nalgas y se la empecé a meter por la concha, escuchando como la tía Mari gemia sintiendo como le entraba la pija. Me pegué bien a sus nalgas y le agarré las tetas, empezando a sacar y meter mi pija de su concha. Le solté las tetas mientras Mari no dejaba de gemir y moverse. Le empecé a acariciar las nalgas y se las abro, viendo un ojete oscuro, abierto, con algunos pelos a su alrededor. Se la saqué de la concha y se la ubique contra su ano, «no Fede, por el chiquito no, es muy grande, me vas a destrozar la cola», me decía mientras yo empujaba y sentía como le entraba y ella gemia hasta que sus enormes nalgas quedaron pegadas a mi, se las abro y dando un último empujón se la metí toda en la cola. «Hay Fede, me destrozaste el chiquito», me dijo moviendo su cabeza para los costados, pero gemia de placer cuando empecé a sacar y meter mi pija de su ano. «Mmmmmmm, haaaaaaaa, que rico, como me cachas el chiquito», dijo la tía Mari empezando a acariciarse la concha ...
    ... mientras yo le cogía la cola. «Viste Mari que tenes una cola hermosa?», le decía sacando y metiendo mi pija, escuchando como le salía el aire del ano como si estuviera tirándose pedos. «Nunca me imagine que mi sobrino me iba a cachar la cola», dijo gimiendo, moviendo su cabeza para los costados y no dejaba de acariciar su concha. «Mari, Mari, te voy a llenar la cola de leche», le dije cogiendo mas fuerte su ano, «si Fede, sigue, sigue que me vengo yo también», me dijo moviendo mas fuerte y más rapido sus dedos por su concha. «Haaaaaaaa, haaaaaaaaaaa, haaaaaaaaaaaaaaaaaa», dijo la tia Mari cuando se empezó a acabar, sacudiendo su cuerpo, sus piernas, yo la cogía con todas mis fuerzas, hasta que también me empecé a acabar dentro de la cola de la tia Mari. Me pegué bien contra sus nalgas, no podia dejar de moverme, gimiendo y llenando de leche los intestinos de esa mujer. «Que hermosa cola que tenes Mari», le dije sacando mi pija de su cola, apretando sus enormes tetas con mis manos, buscando su boca para besarla, «creo que nunca tuve el chiquito tan abierto como me lo haz dejado tú», me dijo respirando agitada y besando mis labios. «Y cuántos te la metieron por la cola?», le dije arreglando mi ropa, «mi esposo y ahora tú», me respondió arreglando su ropa y buscando sus ojotas que las había tirado por ahí. 
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