LA NEGRA CUBANA
Fecha: 15/05/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... tetas. Ella, cogió mi polla y empezó a masturbarla.
-Me quiero correr dentro de ti, morena.... No se tu nombre.
-Llámame esqueleto rumbero.
Me dio la risa, estaba delgada, pero tanto como esquelética... La risa se me cortó, cuando metió mi polla entre sus tetas y la comenzó a masturbar con ellas.
Parecía que le gustaba la leche una barbaridad, ya que cuando me iba a correr entre sus tetas, llevó mi polla a la boca y volvió a beber mi leche.
Al terminar de correrme. Cogió una de mis manos. Me chupó dos dedos, y me dijo.
-Métemelos en la papaya y hazme una paja.
Bésandola y acariciando y chupando sus tetas, mientras ella me masturbaba a mí, me di cuenta de que estraba viviendo un sueño. que siguió cuando me dijo:
-Quiero venirme de pie.
Nos pusimos de pie. Me agaché. Se la metí y...
-¡¡Voy a cantar el manisero!!
Otra vez me dió la risa.
-Canta - le dije.
-¡¡Que me voy a venir otra vez!! ¡¡Mira, mira como se viene una jeva!!
Primero vi como sus ojos, que me miraban, se alzaban al cielo, y como después se cerraban bruscamente. La cubana, se deshacía entre convulsiones y gemidos. Luego sentí como su corrida bajaba por mis piernas, calentita, como si fueran aguas termales. ¡¡Pedazo de ...
... coirrida le acababa de sacar a la negra cubana!! Al acabar, me dijo:
-Llevo tres años sin hombre. Me hacías mucha falta.
-¿Y tu marido?
-Ni quiere ni le dejo. Mañana se acaba la farsa de los papeles. ¿Te gustaría meterme el espólon en el culo?
-Date la vuelta y ponte a cuatro pàtas.
Me encantaba aquel culo duro. Acariciándole las tetas, comencé a dale besos negros. A ella le encantaba, Cuando se la metí, soltó tal gemido que creí que se corría. Después, me llevó dos dedos al sexo. Se los metí. Ella metió otros dos y comenzamos a masturbar su sexo. Le follé en culo unos diez o doce minutos. Quitó su mano, me quitó la mía, y me dijo.
-Sacala del culo. Métela en la papaya, y fóllame suavemente.
Hice lo que me dijo. Ni un minuto tardó en decir:
-¡¡Vente conmigo, fiñe, vente conmigo!!
La follé a lo bestia. Con fuerza y hasta el fondo. Le vino con tanta fuerza que se se desplomó entre deliciosos gemidos. Tenía las piernas juntas y tensas, y mi polla entraba apretádisima. Al sentir que me corría, la deje dentro, sin moverme. Me la quitó ella con sus convulsiones. Creo que nunca volveré a correrme con tanta intensidad.
Al día siguiente, la mulata cubana, dejó al que fuera su tapadera. A saber donde andará.