1. Mi hija y el MSN - Parte 2


    Fecha: 24/08/2017, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Dark knight, Fuente: CuentoRelatos

    ... regresar a mi estudio.
    
    Listo, mi amo. Ya me chupó el dedo con todos mis jugos, hasta se lo metió a la boca y lo acarició con su lengua. Estoy ardiendo
    
    Muy bien, muchachita, escribí. Creo que te has ganado tu premio de esta noche. Ya puedes tocarte y masturbarte.
    
    Gracias Mi panochita está palpitando como una loca. Necesito venirme o me vuelvo loca.
    
    Solo dos condiciones: 1. Pon tu cámara para ver cómo te masturbas y 2. Grita como una loca cuando te estés viniendo.
    
    Pero tú también vas a poner tu cámara?
    
    No, perrita. Yo te ordeno a ti, y tú a mí, no. Cuando sea conveniente me dejaré ver.
    
    Está bien.
    
    Cuando llegó el mensaje, apareció una solicitud de video llamada y acepté la de una sola dirección para que ella no me pudiera ver.
    
    Apareció de nuevo desnuda en todo su esplendor, su mano “lastimada” desaparecía en ese delicioso monte de venus, con sus dedos entrando y saliendo. Gemía como si estuviera poseída y con un rictus en su cara que mostraba el enorme placer que se estaba dando.
    
    Mientras ella se masturbaba, yo hacía lo propio. Me había bajado el pantalón a las rodillas y me la jalaba mientras le veía.
    
    De pronto empezó a murmurar, poniendo atención escuché que decía, “Cógeme papi, méteme toda esa verga que está ardiendo de ganas por mi, dame esa verga deliciosa, papi, hazme lo que quieras, arrgggv
    
    Y convulsionándose grito, ahhh, ahhh, que rico… Gritó tan alto, que la hubiera escuchado aún sin estarla viendo por video. Mientras le veía gozar ...
    ... de un orgasmo intenso que la hacía estremecerse, sentí las oleadas de semen que salían a borbotones por mi verga inflamada. Los gruesos chorros de semen caían en el piso, en el escritorio y hasta en mis piernas, en un alud incontrolable. Era sin lugar a dudas el mejor orgasmo que había tenido en muchísimo tiempo.
    
    Acomodando mis pantalones como pude, salí del estudio para ir a ver a mi hija.
    
    Cuando toqué la puerta de su habitación, tardó un poco en abrir, mientras, supuse yo, se quitaba la evidencia del delito. Cuando finalmente abrió, estaba sudorosa, con el camisón totalmente abierto, con un solo botón mal colocado y el resto sin abotonar, el cabello suelto, en fin, era un poema al erotismo.
    
    Que te pasó hija?
    
    Traté de levantarme y al querer apoyarme en el brazo me dolió mucho aun.
    
    Vístete para llevarte al hospital.
    
    No es necesario, papi. Es solo que me tengo que acostumbrar a ser más cuidadosa mientras me dura esto.
    
    La abracé con fingido interés de protegerla. Solo quería sentir su turgente cuerpo apretado junto al mío y ella se acurrucó junto a mí. Mis brazos, en vez de abrazarla por encima del camisón abierto, la tomaron por su interior, y sentí el contacto de su piel caliente dejando que mis manos acariciaran su cintura.
    
    Asi abrázame. Me haces sentir protegida. No me sueltes.
    
    No te voy a soltar. –Le dije. Casi sin darme cuenta, mi pene se empezaba de nuevo a despertar ante ese contacto de nuevo.
    
    Tomé su mano de nuevo y la llevé a mi boca. Me ...
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