1. Noche de pasión en Lisboa (XI): Se hace camino al andar


    Fecha: 23/05/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos

    ... todas partes. Todos tienen la misma expresión. La de haber completado la meta que se han marcado. En el rostro de algunos, además del cansancio, corren las lágrimas sin pudor, más por la emoción de lo conseguido que por la fatiga. Nosotros solo hemos caminado cien kilómetros, pero algunos de los que están aquí, han medido a pasos los casi ochocientos que median entre Roncesvalles y esta plaza.
    
    Una vez terminada la Eucaristía y cumplidos todos los ritos al uso, tales como visitar la tumba del Apóstol, abrazar su efigie y dar los cabezazos en el “santo dos croques”, salimos por el Pórtico de la Gloria y bajando las escaleras de la Fachada del Obradoiro, nos dirigimos hacia nuestra derecha hasta el Hostal de los Reyes Católicos, donde tenemos las habitaciones, para dejar las compostelas y salir a visitar la ciudad. Mientras vamos hacia nuestro alojamiento, pienso en el poco tiempo que me ha durado el perdón de mis pecados. Amália va de mi brazo y noto perfectamente el peso de uno de sus pechos. Las otras tres mujeres van a la par, delante de nosotros y yo les voy mirando descaradamente el culo. El problema es que me está gustando, así que estoy pecando de lujuria conscientemente. Menos mal que para mí las tres son intocables, de otra manera estaríamos a menos de veinte metros de una orgía. Todos llevamos al menos tres días sin sexo. Y a no ser que se lo hayan montado entre ellas, Ana María, Marta y Paulinha, llevan más.
    
    Como digo, hace tres días estábamos en la Pousada ...
    ... de São Teotónio, en Valença do Minho, donde pasamos la noche antes de comenzar el peregrinaje a pie, por el Camino Portugués, cumpliendo así el requisito de cumplir al menos cien kilómetros de andadura. Aprovechando al mismo tiempo, para dejar el coche aparcado con seguridad para tomarlo a la vuelta.
    
    Reservamos dos habitaciones, una de matrimonio para mi esposa y para mí, y una triple, en la que se alojaron las otras tres mujeres. Desde nuestro dormitorio, saliendo al balcón, podemos ver a nuestros pies el adarve de la muralla que rodea la villa fortificada, y un poco más allá, el descenso, de derecha a izquierda, lento y majestuoso del Río Miño. Y en la orilla derecha, al otro lado de la frontera, la ciudad de Tuy.
    
    Esa noche, después de cenar, al retirarnos al dormitorio, mientras contemplamos el paisaje adornado por las luces nocturnas, Amália y yo hicimos el amor por última vez hasta hoy. Estando apoyada con los codos sobre la balaustrada, le desabroché la blusa liberando su pecho, y poniéndome a su espalda, la acaricié por debajo del jersey que llevaba puesto, hasta que sus jadeos y suspiros me hicieron saber que tenía permiso para ahondar más en mis maniobras. Y allí mismo, levantándole la falda hasta la cintura, y apartando la braga, la hice mía desde atrás, culminando uno de los coitos más románticos que habíamos tenido ambos.
    
    Por la mañana temprano, vestidos para caminar comenzamos nuestra ruta. La primera etapa, de aproximadamente treinta kilómetros nos ...
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