1. La pertenencia (16): La zambullida


    Fecha: 24/08/2017, Categorías: Incesto Autor: Miguel.Lopez, Fuente: CuentoRelatos

    ... mismo de un hombre en ese cargo. Nada de tonteras."
    
    No necesitaba asentir. Si yo lo decía no era una orden, era un hecho.
    
    La llevé de la mano en la subida del montículo, por ahí me transmitía su electricidad. Cuando llegamos a la habitación nos desnudamos y me hizo un breve fellatio no sellado acostados.
    
    "¿Harías cualquier cosa por mi?"
    
    "Sí."
    
    "Repítelo."
    
    "Haría cualquier cosa por ti."
    
    "Cualquier cosa por mi."
    
    "Cualquier cosa por ti."
    
    "Repítelo."
    
    "Cualquier cosa por ti. Cualquier cosa por ti."
    
    Me bajé de la cama y me puse de pie. Ella se sentó en el borde. La agarré el pelo.
    
    "Cualquier cosa por ti. Cualquier cosa por ti."
    
    La arrastre al piso del pelo.
    
    "Cualquier cosa por ti. Cualquier cosa por ti."
    
    La llevé gateando al baño. Era un lugar limpio este motel, y me había asegurado, al entrar fui a ver.
    
    "Cualquier cosa por ti. Cualquier cosa por ti."
    
    Por el pelo le empujé la cabeza en la taza y solté la cadena. Su voz se escuchaba gorgoteando en el agua que corría. Le levanté la cabeza. Respiro profundo. Me puse detrás de ella, de rodillas. Ya se me había puesto duro. Se la coloqué entre las piernas. Empezó a lanzar quejidos, largos, con tono oscilante, la más dulce música. No se la metí.
    
    "Por favor. Por favor."
    
    Volví adelante, le hundí la cabeza y volví a tirar la cadena. Era un buen sistema, se llenaba rápido.
    
    "Cualquier cosa por ti. Cualquier cosa por ti."
    
    "¿Qué quieres?"
    
    "Quiero verga. Quiero tu verga. Quiero ...
    ... que me uses. Úsame. Por favor."
    
    La puse de pie por el pelo.
    
    "Has sido una buena niña. Te has ganado ser de uso para mi verga."
    
    "Gracias. Gracias. Gracias."
    
    "Sécate. Agárrate el pelo mojado con una toalla."
    
    Me gustaba con el pelo tomado también, como lucía la piel de sus hombros, de su cuello.
    
    Me senté en el borde de la cama. "Ven."
    
    Se supo quedar de pie entre mis rodillas abiertas. Como era bajita, así, de pie, sus pezones todavía quedaban a la altura de mis labios. Por supuesto que hace rato que ya estaban duros para mi. Listos para que mi lengua juegue con ellos. Prominentes, para que los pueda sostener y estirarlos sólo con mis labios. Que disfrute sólo de mi estimulación, no del dolor ni de la humillación. Mientras tanto mis manos amplificaban su placer manipulando sus glúteos, deslizando mis dedos entre ellos, mojando uno en sus jugos, y ese dedo yendo a jugar alrededor de su ano, entrando tan bienvenido, con ese suspiro de alivio, de ser completada con lo que le faltaba.
    
    Se dio vuelta y sentó suavemente sobre mis piernas, ajustándose con la fijación que yo le sostenía.
    
    "Juega con tus tetitas, quiero que te hagas sentir cosas ricas."
    
    Sus piernas soportaban todo su peso mientras bajaba y volvía a subir, tensando su musculatura completa, se le notaba marcándose, siguiendo la guía que tenía dentro suyo. No se podía sostener con las manos, estaban muy bien ocupadas donde le había hecho ver que le podían aumentar su placer.
    
    No quise agotarla. ...
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