mas caña
Fecha: 28/05/2019,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Cermega, Fuente: xHamster
... entrepierna sintiendo su calor, encendió la luz, me hizo pasar y cerró la puerta.- Estás cachonda, dijo. Te mueres por echar un polvo, lo sé, estás deseándolo, pero quiero oírlo de tu boca, dímelo.- Sí, - respondí, quiero que me hagas el amor.- No, no es eso lo que quieres, - me contradijo, dime lo que quiero oir, tú sabes lo que es.- Quiero que me eches un polvo salvaje, quiero que me folles como si fuera una puta, que me metas la polla en el coño, dije loca de deseo, pronunciando esas palabras por primera vez en mi vida. Fóllame, fóllame ya, te lo suplico.Me empujó a la cama haciendo que me tendiera boca arriba, se quitó la ropa y se tumbó encima de mí, penetrándome con frenesí, como dos salvajes y al poco noté como eyaculaba dentro de mí alcanzando el orgasmo en solitario y al instante se salía de mí.Eso no era propio de él. Siempre había mostrado tener un gran control sobre su eyaculación y solía esperarme para hacerme gozar. Siempre decía que su mayor placer era darmelo a mí, pero esta vez no fue así. Me dejó, apenas empezar, peor que estaba, y lo sabía. Yo estaba empapada y llena de su leche, cosa que me excitaba más.- No has podido gozar, verdad. Me dijo con sorna - Qué esperabas?, Tu estás aquí para hacerme disfrutar a mi, no para gozar, eres mi esclava, no lo olvides.- Sólo quiero darte placer, mentí tratando de complacerle.- Pero yo quiero ser generoso contigo, me has complacido esta noche, añadió condescendiente. Tú también debes disfrutar y tú sabes como hacerlo, ...
... verdad.- A qué te refieres? Pregunté como una tonta, no sabía por donde iba.- Me refiero a que tu sabes como disfrutar tu sola por ti misma, puedes acariciarte, ya sabes.- Qué quieres decir? Volví a preguntar ahora ya intuyendo por donde iba.- Lo que quiero decir es que puedes hacerte una pajilla. Quiero que te masturbes y ver como sale mi leche de tu coño mientras te tocas.- Sí, acepté en un suspiro. Desde mi adolescencia había practicado el vicio solitario y aún seguía haciéndolo, siempre con sentimiento de culpa pero sin poder dejar de caer en la tentación, otra carga de mi conservadora educación.- Pues hazlo. Me susurró al oído. Quiero que te masturbes para mí, quiero ver como te acaricias el clítoris, como te metes el dedo en tu coñito y como te corres para mi, con toda mi leche.Aquello superaba todos mis límites. Me costaba admitirme a mi misma que a mis cuantenta años me masturbaba, aun más me costaba confesarlo a mi marido, pero ni en mi peor pesadilla me podría imaginar haciéndolo delante de otra persona. Pero ya no era yo, era una gata ardiente, deseando apagar su fuego, y despojada de toda voluntad propia.Abrí las piernas, notaba su semen caliente en mi húmeda vulva. Mezclé sus jugos con los míos frotándome el clítoris, primero tímidamente, con los ojos cerrados evitando encontrar su mirada y cada vez más rápido mientras metía un dedo en la vagina. Mi ritmo y mis jadeos iban en aumento, seguía con los ojos cerrados acercándome a la meta y oí su voz.- Abre los ojos, ...