1. Entre la espada y la pared (01)


    Fecha: 25/08/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cerrando el caso pues no tenía ninguna pista. Yo le dije que eso me alegraba mucho. Luis me dijo que el caso podría abrirse de nuevo si él entregaba a la policía el cuchillo manchado de sangre y con las huellas de mi Daniel que él guardaba. Yo me quedé con la boca abierta: no podía entender qué es lo que me estaba diciendo. Claro que a la policía le gustaría tener ese cuchillo que incriminaba a mi hijo pero él lo había cogido para protegerlo, o eso me creía yo. Luis siempre había sido muy cariñoso con Daniel. Le gustaba que le llamara tío Luis
    
    Al ver mi cara de sorpresa Luis siguió hablando. Siempre se había sentido atraído por mi y en una ocasión intentó tener relaciones conmigo a lo que yo me negué. Apenas había tenido novias y nunca se había casado. Se sentía muy solo y culpaba de ello a las mujeres, contra las que sentía un poco de rencor. La estupidez de mi hijo me había puesto en sus manos y quería vengarse por el rechazo que había recibido de mi y de las demás mujeres. Quería asegurarse tener una mujer que satisficiera hasta sus menores deseos sin dudar y sin tener que pagar. Yo le dije que se equivocaba, que si le rechacé es porque estaba casada y que le consideraba como de la familia. No quería escuchar nada. Solo repetía que ahora era su turno y que le pagaría mi desprecio. Me hizo callar y me amenazó con sacar esa prueba contra mi hijo. La prueba estaba bien guardaba y saldría a la luz si a él le pasaba algo.
    
    Intenté hacerle comprender lo equivocado que ...
    ... estaba conmigo pero me hizo callar de nuevo y me prohibió volver a hablar.
    
    - Ahora estás en mis manos y si no quieres que Daniel lo pase mal harás todo lo que te diga, al instante y sin rechistar.
    
    Yo realmente estaba en sus manos, intenté replicar pero me detuvo con un gesto autoritario.
    
    - He dicho que ni una palabra más. Ahora voy a disfrutar de mi nueva posesión: ¡arrodíllate!
    
    Dudando y temblorosa me arrodillé ante él sobre la gruesa alfombra. Con un gesto bajó la cremallera de su pantalón y sacó su pene. Yo le miré incrédula y me gritó que me lo metiera en la boca. Ante mi impasibilidad me agarró por el pelo atrayéndome hacia su flácido pene mientras me preguntaba si quería o no que la policía encontrara el cuchillo.
    
    Con gran asco por mi parte metí la punta de su pene en mi boca. Empecé a chupar mientras me decía lo feliz que le hacía ver a "la gran señora" chupándole su pene. Empezó a mover su cintura para introducir más su miembro en mi boca, pero yo me retiraba ayudándome de mis manos en su cintura. Me obligó a poner las manos en mi espalda mientras me cogía de la cabeza haciendo que mi nariz tocara en su tripa y todo su pene ya totalmente erecto entrara en mi boca hasta la garganta. A pesar de las arcadas que me producía continuó de la misma manera. A los pocos minutos su semen inundó mi garganta y tuve que tragar para no asfixiarme. Hizo que se la limpiara antes de sacarla de mi boca.
    
    Luis estaba feliz: me tenía a su voluntad y yo no podía hacer nada para ...