1. Entre la espada y la pared (01)


    Fecha: 25/08/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... evitarlo. Me hizo levantar mientras él se sentaba en un sillón. Me indicó que me acercara y empezó a sobarme las piernas y el culo por encima de la ropa mientras separa mis piernas y me decía con una sonrisa grosera lo buena que estaba. Yo llevaba un vestido largo hasta los pies.
    
    - Levántate las faldas lentamente –me dijo. Muerta de vergüenza fui dejando al descubierto mis piernas separadas como estaban. Las tuve que subir hasta la cintura. Entonces comenzó a sobar mi sexo por encima de las bragas. Empezó a meter sus dedos por el lateral acariciándome el vello púbico. Retiró hacia un lado las bragas jugando con mis labios vaginales.
    
    Yo estaba totalmente asqueada: nunca había tenido interés por el sexo, no me había sentido nunca atraída por Luis y mucha más repugnancia tenía viendo la asquerosa mueca lasciva de su cara.
    
    Empezó a meter sus dedos en mi vagina a pesar del daño que me hacía pues no estaba húmeda y hacía años que no tenía relaciones sexuales. Bajó mis bragas hasta las rodillas indicándome que me las quitara del todo. Tras olerlas me las metió en la boca. Tuve que subirme de nuevo las faldas y continuó introduciendo sus dedos en mi vagina. Me dijo que tenía muy descuidado mi vello púbico y que en adelante quería que lo mantuviera totalmente afeitado: no quería ver un solo pelo en esa zona.
    
    Tal como estaba sentado en el sillón hizo que abriera del todo mis piernas para ponerme encima suyo y que me penetrara. La postura era muy forzada pues además de ...
    ... su cuerpo tenía que abarcar los brazos del sillón. Caí sobre su pene metiéndolo totalmente de golpe en mi estrecha y nada lubricada vagina produciéndome un dolor considerable. No podía hacer fuerza para subir y bajar debido a lo forzado de mi postura sobre el sillón, por lo que Luis me tomó con ambas manos del culo manejándome a su antojo. Aprovechó para meter uno de sus dedos en mi ano. Di un pequeño grito de dolor y sorpresa intentando retirarme pero de inmediato me calló diciendo que no estaba en posición de negarme a nada. Lloré de dolor e impotencia.
    
    Luis continuó follándome con su dedo metido en mi culo hasta que llenó mi vagina con su semen. Entre grandes risotadas empezó a sobar mis pechos sobre el vestido con su pene aún dentro de mi.
    
    - Muy bien Julia, nunca había disfrutado tanto. Ahora vas a limpiarme el pene con tu boca hasta quedar totalmente limpio.
    
    Le imploré llorando que no me obligara pues me daba mucho asco, pero una bofetada me llevó otra vez a la realidad. Mientras lamía su pene metió su mano bajo mis faldas recogiendo el semen que escurría por mis piernas e hizo que lo chupara de sus dedos.
    
    - Vaya, parece que vas comprendiendo lo que te conviene. Te lo voy a dejar muy claro: no tienes elección. Si no quieres ver a Daniel en la cárcel harás TODO lo que yo te diga, cuando yo te lo diga, como yo te lo diga y con quien yo te lo diga. Al oír la palabra "quien" abrí la boca para protestar y entonces me grito: ¡¡¿Acaso no lo he dejado claro?!! 
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