1. Como me volví la puta de mi trabajo


    Fecha: 25/08/2017, Categorías: Confesiones Autor: Afroditha33, Fuente: CuentoRelatos

    Todo comenzó cuando llegue a mi actual empleo, inicialmente pensé que sería solo un empleo pasajero mientras encontraba algo mejor cosa que nunca pasó. Ahora aunque quisiera no puedo salir de ahí.
    
    Cuando cumplí 8 meses trabajando ahí comenzaron a hacerse muchos cambios y actualizaciones, con lo que me sentí feliz, porque gracias a mis capacidades pude demostrar lo buen aporte que podía ser, por ello mi jefe me recompensó con un aumento y con ello más responsabilidades, por lo que comencé a salir más tarde o incluso trabajar algún sábado.
    
    Mi jefe era un hombre sencillo, según todos y yo hasta ese momento, cercano, muy buena persona. Siempre me dijeron mis compañeros "si Don Feña puede ayudarte en algo, no dudes que lo hará" y así había sido hasta el momento. Era un señor de unos 61 años, aunque bien conservado, con una mirada penetrante que a veces me ponía nerviosa.
    
    Siempre que yo lograba algo, sobre todo si estaba más allá de mis obligaciones me reconocía y me hacía caso, incluso su hijo, que también trabajaba ahí me decía "nunca lo había visto agachar el moño con nadie, eso quiere decir que te considera valiosa". Y así lo sentía, aunque a veces me incomodaba su cercanía, cada vez que podía se me acercaba mucho, me hablaba cerca del oído o me agarraba las mejillas y me agradecía con un beso en la cara.
    
    Un día me tocaba cerrar el mes, estábamos solo una compañera de otro departamento, mi jefe y yo, mi jefe se ofreció amablemente a servirnos un café a ambas, ...
    ... ella acepto pues ya había terminado pero yo aún no así que le dije si lo dejaba para más tarde.
    
    Al fin mi compañera se fue, y yo hice un alto para fumarme un cigarro y descansar la vista, Don Fernando ahora insistió con el café,
    
    - Lore, ¿ahora si me lo aceptas?, vamos para que te despiertes un poco, llevas horas ahí tengo unas galletitas para que lo acompañes"
    
    - Está bien ya me hace falta, Gracias Don Feña!
    
    -Noo gracias a ti linda, haz hecho y harás mucho por nosotros, especialmente por mí.
    
    Me miró con esos ojos verdes penetrantes que me sonrojé y me apresure a tomarme el café, en ese momento no le tomé mayor importancia al comentario.
    
    Ya de vuelta en mi escritorio, de pronto sentí unas manos en mis hombros, me sobre salté, era don Feña
    
    - jajaja, tranquila soy yo no queda nadie más adentro, pero que tensa estas chiquilla, te hace falta un masaje, pero tengo que ir a hacer la última ronda y revisar que este todo cerrado y apagado, si no encantado.
    
    - No se preocupe, cuando llegue a casa pediré a mi marido que me haga uno, y me reí con algo de picardía.
    
    - Esa es la actitud! me encantan las mujeres, bellas inteligentes y con carácter.
    
    Me dio un beso en el cuello, pensé que quiso dármelo en la cara y fallo el cálculo, y se fue a cerrar. De pronto sentí que me sudaban las manos, y estaba un poco mareada, lo último que recuerdo es que me pare al baño.
    
    Al despertar estaba en una de las bodegas sobre un fardo de tela, con la blusa abierta y sin ...
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