1. 5 - La noche avanza, madrugada


    Fecha: 04/06/2019, Categorías: Intercambios Autor: Caminante, Fuente: CuentoRelatos

    ... impedirte disfrutar del placer del sexo, tu condición de mujer te hace sentir más placer que el hombre, no la desaproveches, esto no se puede repetir, es la primera vez y te aseguro que la siguiente no es igual.
    
    Espera, ahora siento el correr de una gota, estarás manchado, te lavaré.
    
    Me apartó de una forma sorprendente y escapó de la cama, desapareciendo, bueno, como si la viera, vaya tontería, supuse ganar tiempo por lo que estaba por llegarla.
    
    Volvió al poco tiempo, y me pasó una enorme gasa humedecida por donde creía que me había goteado, aunque tampoco la dejé que se distrajera, le dije que se acostara en el centro de la cama, levanté sus piernas y debajo puse la almohada, de esa forma la pelvis quedó ligeramente elevada, y al tacto medí la distancia, serviría, me arrodillé entre sus piernas separadas.
    
    Medí la altura de su vulva y cambié de idea en un sentido, aunque la oscuridad permitía cierta impunidad, puse la mano izquierda extendida en su vientre, eso permitiría controlar las vibraciones que sentiría de forma de corregir la forma de excitarla, algunas veces el orgasmo se da la vuelta rompiendo la armonía y lo peor, nunca lo olvidará.
    
    Mi boca recorrió su vulva, ella se encogió instintivamente y sus dedos se introdujeron en mi pelo, se cerraron sujetando mechones. Seguí con mi idea y en el orificio vaginal probé su sangre, después introduje la lengua, esperaba alguna señal, pero no se movió, todo parecía estar en orden.
    
    Entonces volví a la carga y ...
    ... con la punta de mi lengua rocé el clítoris, se estremeció ahogando un grito, intentó juntar las piernas sin conseguirlo, entonces mojé con saliva el clítoris, sin rozarle, en su vientre algo se movió, un ligero temblor muy conocido, la raíz del orgasmo estaba siendo regada, faltaba asaltar su mente y entonces llevé la punta de la lengua por detrás del clítoris, ese cordón empezaba a endurecerse y le recorrí despacio desde afuera hacia adentro, ocupa la parte superior en el interior de los labios interiores, más pequeños, y de nuevo movió sus caderas, jadeó levemente.
    
    Volví al clítoris, nuevo roce y fue cuando sus manos sujetaron mi cabeza suplicándome.
    
    ¡No por favor!, ¡no lo resisto!, siento miedo de lo que siento en mi interior, tengo estremecimientos desconocidos, pierdo el sentido de la realidad, me lo voy hacer todo encima, tiemblo y me hace perder el control de mi cuerpo.
    
    Levanté la cabeza, absurdo, iba a mirarla sin verla.
    
    Debes resistir, esa fotografía necesita que te hayas retorcido de placer, y en escala alta, alejado de la vulgaridad, no sé si me entiendes.
    
    No, no entiendo nada del sentido del placer, he crecido aislada del mundo. No me reconozco por todo lo que he hecho para mantenerte a mi lado, si te hubieras marchado seguramente hubiera puesto fin a todo, no debí nacer.
    
    Me estaba asustando, sabía mantenerme en jaque y tomé buena nota de ello y sus palabras. La pelota seguía en mi tejado.
    
    No veo tu sumisión, tampoco tu humillación voluntaria, ...
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