Extraño a Alex
Fecha: 04/06/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: Casado_closetMx, Fuente: CuentoRelatos
... Semejante mamada, merecía un premio y esta puta golosa, se deleitaba con él. Dejé su pene limpio, sin dejar rastros de leche. Nos volvimos a besar y entre caricias, Alejandro, no dejaba de repetirme, —Sigues siendo mi puta... —mientras sus 20 cm de carne terminaban de ablandarse entre mis manos.
Seguimos con las caricias y los besos y me acomode y su tranca fue recobrando dureza dentro de mi boca, que no dejaba de chuparla. Cuando estuvo bien dura nuevamente, Alejandro se acostó boca arriba y su instrumento apuntando al techo, me monté sobre él, con mis piernas alrededor de su cintura y casi de memoria, su glande fue metiéndose en mi culo. Mientras sus manos me sujetaban por la cintura, mi macho empujaba hacia arriba, haciendo que no pudiera evitar la penetración más profunda y deseada. Realmente era lo que quería y firmemente, la verga tiesa de Alejandro, fue penetrando íntegramente en mi ávido culo. Mientras lo acariciaba, movía mis caderas en círculos, provocándonos mutuamente placer.
Una vez amoldado mi culo a ese pedazo duro de carne, comencé a subir y bajar a voluntad, mientras Alejandro, apretaba mis pezones o me agarraba de las nalgas para controlar mis movimientos. Yo gemía, cada vez que su verga penetraba hasta el fondo y gozaba cada vez más en esa posición. De todos modos, salí de mi monta y me puse en posición de perrito, con mi cara apoyada en la almohada y ofreciéndole mi dilatado hoyo para que me ensarte como él sabe. Parado detrás de mí, me la enterró ...
... de un solo y certero golpe. Que placer! su vergota comenzó a martillar dentro de mí a muy buen ritmo, durante largos minutos siguió dándomela por el culo, mi placer se multiplicaba al verme reflejada en el espejo grande, como el pelo se sacudía con los embates que mi culito recibía. Era una máquina aceitada de coger, esa barra dura de carne caliente, entraba y salía a mucha velocidad sin detenerse.
Cuando me la sacó, quedé como vacía, pero no fue por mucho tiempo, por que como a una muñeca, me dio vuelta y quedé con la espalda en la cama y las piernas levantadas y abiertas, sus manos, aferrando mis tobillos y su verga que vuelve a penetrarme sin vehemencia... sus huevos, chocaban con mis nalgas en cada embiste y cuando me soltó los tobillos, me aferré a su cintura con mis piernitas, no permitiendo que me la sacase, mis brazos lo abrazaban o lo empujaba por las nalgas, haciéndole que me la entierre más a fondo, cada vez la sentía más dura y su pistoneo era cada vez más rápido. Después de varios minutos de cogerme de en esa posición dejó su glande solo dentro de mí y sentí como uno, dos, tres y más disparos de semen, llenaban mi culo, provocándome tanto placer que me provocó un orgasmo interminable, sin tocarme siquiera, de mi penecito fue saliendo la leche sobre mi vientre.
De puta que soy, solamente por eso, me di vuelta, para mostrarle, como su leche, salía de mi culo y con mis dedos, juntaba lo que podía y me la tragaba, degustando esa deliciosa crema. Quedamos los dos ...