Sexo casual con un pequeño platónico
Fecha: 10/06/2019,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos
... aunque sea por un instante esa mirada que tantas veces había ansiado.
Mudo y petrificado, no supe cómo es que logré hacerme a un lado para darle el paso. Supongo que mi cara debió haber sido un verdadero poema. Mis piernas temblaban terriblemente y estaba seguro de que, si no lo estaba alucinando, podría darme un infarto o el hueco que había en mi estómago se haría realidad.
- El mundo es cada vez más pequeño – comenzó a decirme de espaldas mientras caminaba – No imaginé que estarías precisamente en el mismo hotel que yo y más curiosamente que estuvieras a dos habitaciones de la mía.
-… - como había dicho, era incapaz de articular palabra o hacer alguna otra cosa. Incluso dejé la puerta abierta de la habitación. Ella se mantenía de espaldas a mí.
- ¿Por qué intentaste besarme? – volteó de pronto y me miró con curiosidad, pero percibía algo más. Algo que me negaba a creer, pero que, de ser cierto… ¿Ella atraída por mí? No podía ser.
- Pues es obvio – alcancé a articular – Me gustas
- ¿En serio te gusto? – volvió a preguntar y en esta ocasión no me quedaron dudas de que me miraba de verdad.
- Mucho – admití y contuve la plétora de alabanzas que pugnaban por salir de mi boca.
- ¿Qué es lo que quieres de mí? – preguntó por tercera vez y la noté avanzar hacia mí lentamente.
- Esa es una pregunta muy complicada de responder – expuse con honestidad sin atreverme a desviar mis ojos de los suyos. No era lo que yo quisiera de ella… era lo que ella quisiera ...
... darme y cualquier cosa hubiese sido suficiente para mí; incluso yo le quedaría a deber.
- ¿Por qué? – inquirió nuevamente, pero ya se encontraba casi donde estaba yo, en el umbral de la puerta.
- ¿Por qué estás tú aquí? – intenté contra atacar.
- No se responde a una pregunta con otra pregunta – me dijo con una sensualidad que me causó un cosquilleo en la nuca. Cerró la puerta lentamente y colocó el seguro. No me lo podía creer. Se colocó frente a mi tan cerca que podía escuchar su corazón latir – “¿Yo no sé mañana?”
Tras esa elocuente cita, me besó. Me tomó completamente desprevenido. Pero al instante correspondí y mi mundo se vio elevado al cielo, al infinito. Parecía que estaba viviendo uno de esos momentos en las películas cuando una pareja se besa, sólo que yo sentía vértigo y todo me daba vueltas… Sentía como si el piso estuviera temblando… ¡Qué beso! Lo hacía endemoniadamente bien.
Sentí sus manos en mi espalda y yo me aventuré a abrazarla. Casi al momento, la sentí arrastrarme hacia la cama sin romper nuestro ósculo. Guiado por mis instintos, me apoderé de sus nalgas con desesperación y creo que en ese momento pude haber muerto sin ningún remordimiento. Ella suspiró, dejándose hacer. Rápidamente la despojé de su blusa y sus pantalones, mientras ella hacía lo propio con mi vestimenta. Me separé de ella en un instante para desnudarme por completo y admirar a la que, durante mucho tiempo, fue el motivo de muchas fantasías. Era una diosa.
Como un pequeño ...