El Congreso 2
Fecha: 10/06/2019,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: kimbocat, Fuente: SexoSinTabues
Te vas moviendo lentamente, en esta posición tan forzada te duelen todos los músculos, pero solo puedes esperar, de pronto empieza a vibrar dentro de ti este aparato que te ha instalado Luisa, separaras un poco las piernas, te gusta cómo se mueve, como tiembla dentro de ti, sin quererlo empiezas a jadear, a gruñir, en tu armario de madera sientes como el sudor empapa tu frente, tus pechos, todo tu cuerpo, tensas tus músculos doloridos mientas gimes de placer, sientes como se endurecen tus pezones, como se moja tu entrepierna, tus labios abiertos imaginan bocas que besar, vergas que engullir. De pronto oyes el ruido de la puerta, sonríes pensando que son tus dueños, pero te callas al oír a alguien trasteando papeles, rebuscando, abriendo cajones. Quizás es la secretaria de Ricardo, o quizás …. Quien sea, sigue buscando, y tú con tu sexo empapado solo puedes morderte los labios para no dejarte vencer por este placer que a oleadas va haciéndose más y más intenso, no debes chillar, ni gemir, ni tan siquiera moverte, pero incluso el miedo a que te descubran, te excita todavía más. De pronto trastean la puerta de tu armario, tragas saliva mientras esperas inmóvil… otro traqueteo más a la puerta, y finalmente quien sea desiste y se va. Cerca de aquí, en un restaurante, Ricardo charla con su secretaria, ha rebuscado por todo el despacho el documento que le ha pedido, y no lo ha encontrado, aunque le dice que no ha podido buscar en el armario, porque estaba cerrado y la llave no ...
... estaba en su lugar. Él la tranquiliza, mientras comparte una sonrisa cómplice con Luisa que sigue jugando con el mando de tu aparato. Otra vez vibra el consolador insertado dentro de ti, no puedes evitar gruñir, jadear, clavar aún más tus patas y tus brazos en esta jaula improvisada, mientras medio te corres, mientras lloras por este placer minúsculo y parcial que tus dueños te han permitido tener, humillada por este goce que como hembra en celo no has podido evitar, a pesar del dolor y la tristeza de haberlo de disfrutar sola, agarrotada y dolorida. Otra vez se abre la puerta del despacho, otra vez tus nervios a flor de piel, la llave abre el cerrojo, y por fin puedes respirar un poco de aire limpio, cogiéndote por los cabellos Luisa te saca del armario, Ricardo sentado en su sillón, os mira, tú te entregiras hasta ponerte de rodillas, mientras jadeas, tus tetas cada vez están más doloridas, no tardaran en sacar leche. Tu jefe se acerca a ti, agarra tus ubres, las nota duras, grandes, tú te muerdes los labios, la sensibilidad de tus pechos, de tus pezones ha crecido hasta extremos que ni podías imaginar, él tira de tus pezones, le encanta como gimes, como te contorneas al compás de sus manos. Luisa mientras, le dice que la vaca marrana ha ensuciado “su establo”. El te deja y lo mira, no le gusta, entre el sudor, tu babear y quizás algo de tus jugos de hembra en celo, has dejado inservible el armario, una bofetada te hace caer, mereces un castigo, pone su pie en tu lomo y te ...