La playa
Fecha: 11/06/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Sr.Hedonista, Fuente: SexoSinTabues
Te observo desde la cama en silencio, tu estas recostada contra la rústica ventana que deja ver la playa desierta que relame una y otra vez el mar, como olvidada del tiempo. Me hipnotiza ese vestido blanco vaporoso que llevas puesto, será porque con la menor brisa del mar la fina tela marca tu exquisita figura y me augura la turgencia de tus carnes. Sabes bien que te contemplo, aún así finges mirar el mar dándome la espalda y yo me levanto de la cama acercándome lento, disfrutando cada paso que doy hasta pegarme a ti con descaro, sin afán pongo una mano en tu cadera y con la otra recojo tu pelo para dejarte la nuca al descubierto. Mi boca se acerca y con mis labios te beso disfrutando cada toque, regocijándome con los finos cabellos que se crispan en tu cuello mientras te pego más a mí sintiéndote más aun si se puede, ahora solo la delgada tela blanca separa tu piel de la mía. Mi mano en tu cadera sube hasta tu ombligo, las yemas de mis dedos pasean descaradas por cada poro de tu vientre, lo palpan, lo saborean, puedo sentir como aumenta lentamente el ritmo de tu respiración anunciando la rendición, la entrega. Mis labios continúa jugueteando con tu nuca y tu cuerpo comienza a tener su propio movimiento, ahora eres tu quien se pega mas a mí, puedes sentir como mi cuerpo se despierta contra el tuyo y mis labios suben a tu oreja. Mi palma también hace lo propio por tu vientre despacio como aprendiéndose el camino de memoria hasta tus senos. Con tu cabello cogido en mi otra ...
... mano hago girar solo tu cara para besarte, mientras tus caderas comienzan a moverse en un vaivén presa de un deseo loco por sentir eso que le hace presión a tu cuerpo y que crece cálidamente pegado a tus nalgas. Tras un eterno recorrido mi mano llega al nacimiento de tus senos, la detengo ahí solo un segundo para que desees que siga su camino, mientras mi boca encuentra la tuya en un desenfreno de labios y lujuria. La punta de nuestras lenguas juegan en un ritmo cadencioso y nuestro aliento ya es uno solo, un jadeo armónico que sigue los movimientos de tu cadera, como si el roce de nuestros cuerpos fuera a desaparecer la tela que los separa. El tiempo se congela y seguimos ahí pegados mi mano sube por tu seno deleitándose al tacto suave, pero consiente que despierta con sus caricias las cimas de tus tentadoras colinas. Lentas escalan mis yemas y tras ellas los dedos y luego la palma, cuando mi mano llega a la cima se regodea con su suave tacto, disfruta cada centímetro de piel erizada, mis dedos juegan lento con tu pezón despierto por aquel parsimonioso recorrido. Tu espalda se arquea esperando sentir aun más al intruso que presiona por entrar en ti. Y yo suelto tu cabello para que mi mano se deslice por tu espalda buscando el sur de tu anatomía, mi mano derecha ahora pasa jugando de uno de tus senos al otro, los dibujo con la yema de mis dedos. Tu boca está en mi oído, mientras yo beso todo tu cuello jadeas despacio, como si quisieras disimular cuanto te gustan mis caricias. Mi ...