Karina, el segundo encule de mi vida (1)
Fecha: 13/06/2019,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
... casa para no incomodar a mi hijo y a quien ella quiere como el suyo propio. Kashira, le abrió la casa a Karina, con la obvia equivocación que entre nosotros existía más que una simple amistad o una relación profesional. Fue una época que idealizo, pues me gustaba encontrarme con Karina todo el día. Compartir con ella el trabajo y por las noches mi techo, fue algo muy especial y sin temor a equivocarme, puedo decir que me estaba enamorando de ella.
Nunca me sobrepasé con ella, ni siquiera pensarlo… bueno, debo admitir que algunas veces soñé tener sexo con ella, era fácil caer preso de sus encantos y es que Karina tenía esa vibra dulce, melosa y ciertamente coqueta, sin olvidar todos esos atributos femeninos que la naturaleza le dio. Sus pechos el cual calculaba en una copa C38, se miraban redondos y sólidos, y si nos es que hubiese tenido la oportunidad de apreciarlos detalladamente, siempre hubiese pensado que eran el arte plástico de un buen cirujano. Me gustaba llegar a casa para los días de verano, pues después de un largo día de trabajo con sus trajes profesionales la solía ver bajar por las gradas del segundo nivel, ya con una vestimenta más relajada y me gustaba verla con esos pantalones cortos de algodón donde se le podían ver sus dos suculentos glúteos que a cualquiera hacía soñar y hacer volar la imaginación. Recuerdo esos bustier ajustados proyectando sus dos deliciosos melones, donde me dejaba ver su sensual ombligo donde le brillaban tres pequeños diamantes ...
... que realzaban su cintura perfecta, esa cintura de avispa, esa silueta perfecta que eran un valle de ilusiones.
Llevamos una relación muy cercana y la convivencia fue de mucha confianza. Con el tiempo nos quedábamos dormidos en el sillón de la sala principal para luego al despertar en la madrugada cada quien salía a su respectiva habitación. Cocinábamos juntos y nos repartíamos el trabajo de limpieza de la casa. Los vecinos comenzaron a identificarla como la Sra. Zena y me gustaba que Karina no intentara aclarar el estado de las cosas, y me gustaba que mis vecinos o conocidos pensaran que ella fuera mi esposa. Y el tiempo se iba fácilmente con ella, y fue por esa época que me asombré que el hombre promiscue que me había convertido después del fallecimiento de mi esposa, se encontraba en reposo y sin el hambre de encontrar una pareja con la cual fornicar y encontrar el alivio y desahogo sexual.
Mi mundo se llamaba Karina y era todo lo que en ese momento pensaba a sabiendas que era una chica por decir imposible para mi, pues que más cuesta arriba uno puede encontrar cuando se me ha dicho frente a frente que es atraída por las mujeres y no por el sexo opuesto. Era fácil nuestra relación, pero difícil a la vez; solo podía soñar, solo podía imaginar y fantasear de hacer aquel cuerpo escultural de un metro y setenta y cinco centímetros mío; y esto solo pasaba por un sueño o la imaginación, aunque de vez en cuando me rozaba con sus glúteos y senos, cuando sentía su aliento con su ...