1. El perro de la casa


    Fecha: 13/06/2019, Categorías: Fetichismo Autor: Zekyasha, Fuente: SexoSinTabues

    Mi nombre es Bobby. Bueno, actualmente. Finalmente me siento a gusto haciendo lo que me gusta, ser un perro. Pero lo más interesante es que soy un perro en mi propia casa. Soy la mascota de mis papás. Desde niño crecí en una familia naturista. Así que no era raro mostrarme desnudo a mis papás y ellos a mi. Cuando empecé a estudiar la secundaria empecé a leer relatos en internet donde hombres se dejaban dominar volviéndose mascotas sumisas, en especial perros. Fue en ese momento donde empecé a sentir curiosidad de que se sentiría ser perro. Compre un collar y lo usaba en mi habitación. No sé cómo describir esa sensación de usar un collar. Es tan extrañamente placentera y adictiva. Con el pasar del tiempo me gustaba más y más usar collar, hasta que un día sin más decidí salir así, desnudo usando mi collar delante de mis padres. Tendría unos 15 años en aquel entonces. Mis papás al principio se sorprendieron pero después empezaron a reír por que consideraban que era un juego mío. Desde ese momento cada vez empezaba a hacer más cosas caninas a escondidas y empecé a usar collar de perro delante de ellos todo el tiempo. Cada vez me sentía más y más un perro. Entonces decidí empezar a bañarme con shampoo para perro, me encantó el olor. Poco después remplace mi jabón por un jabón antipulgas. La sensación y el olor de ambos en mi piel era maravilloso. Un día mi madre tuvo que viajar fuera de la ciudad y me quede solo con mi padre, pero el tenía mucho trabajo así que solo venía a ...
    ... casa en las noches para dormir, así que estaba solo en casa todo el día. Decidí dar otro paso más. Compre un tazon grande junto con una bolsa de croquetas. Eran vacaciones, yéndose mi padre a su trabajo me quedaba solo todo el día. No recuerdo cuando fue la primera vez que las comí, pero recuerdo haberme servido croquetas en el tazón, ponerme en cuatro patas y poner mi cara cerca de las croquetas. Lo que sí recuerdo es que al tener la cara a un par de centímetros de las croquetas empecé a dudar. Dudaba si sería una buena idea continuar, solo recuerdo que cerré los ojos y me deje llevar, llevando mi boca al tazón di el primer bocado de aquello. Mi mente daba vueltas, no sabía qué pensar, aunque realmente las croquetas no sabían mal, así que intuitivamente seguir comiendo hasta que termine el tazón. Al acabar me di cuenta que sabían deliciosas. Me gustaba el sabor, así que en esos días siguientes ese sería mi desayuno. Poco tiempo después empecé a comer sobres de alimento para perro junto con las croquetas, y su sabor me gustaba aún más, y empecé a estar a cuatro patas por toda la casa mientras mis padres no estaban, practicando como ladrar y como jadear como un perro común y corriente. Dos días antes que llegará mi madre de regreso durante la noche, y antes que mi padre llegará a casa salí desnudo con collar a la calle. Caminar a cuatro patas jadeando por la cerrada donde vivo fue lo mejor. Ese día fue la primera vez que me crucé con otro perro, mi primera relación sexual. Una ...
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