1. La bufona del salón (Cap. 2)


    Fecha: 16/06/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: ALTEZA, Fuente: CuentoRelatos

    ... clase, les iba a permitir hacer uso de lo que llevé 30 minutos antes de terminar la hora de clase.
    
    Los alumnos aceptaron la condición y preguntaron de que se trataba y como es que les iba a ser permitido usarlo. Guarde silencio e hice escuchar dos palmadas, enseguida entró mi perra caminando tímidamente hasta mi lugar y enseguida asentó el portafolio en mi escritorio y enseguida se arrodilló a mis pies manteniendo silencio absoluto. Todos mis alumnos quedaron babeando al ver entrar a mi perra con ese uniforme de esclava y que al llegar ante mí se había postrado junto a mí.
    
    Todos preguntaron ¿maestra y eso que es? Les contesté es el incentivo que traje para que se esfuercen durante casi toda la clase y puedan usarla a su antojo, pero siempre y cuando hayan mantenido orden y hayan participado. Todos y cada uno de mis alumnos estuvieron muy atentos y participativos con tal de poderse divertir con mi perra como les había prometido.
    
    Ese día se hizo más que notorio el interés en la clase, aunque solo fuera por querer usar a mi perra como más quisieran ellos. Ya que ese día mis alumnos se comportaron como gente decente dejando atrás su rebeldía, les permití usar a mi perra por 30 minutos. Algunos de los alumnos la pusieron a ser piruetas como ...
    ... perro, otros hicieron que ladrara y uno que otro aprovechó merendándosela y no que otro le ordeno chuparles los pies. Antes de que sonara la campana para terminar el horario de clases les dije:
    
    “muchachos, espero sus tareas mañana bien hechas, recuerden que al que cumpla en clase, al final podrá relajarse como más quiera”.
    
    Al llegar a mi reino, la guarra se puso a mis pies para agradecer por el rato en el que le permitió darse cuenta lo guarra que era y lo mucho que lo disfrutaba, habiendo dicho esto se retiró a cumplir con sus deberes domésticos mientras que yo me dirigía a mi cuarto de descanso y disfrutar de un rato de relajación por el cansancio de ese día.
    
    La perra al terminar sus tareas domésticas se presentó ante su dueña para solicitar la debida autorización de retirarse para cenar y de ahí a su jaula. Le permití retirarse pero no sin antes despedirse debidamente mostrando su absoluto respeto lamiendo los pies de su amada Diosa.
    
    Al día siguiente la guarra repitió su rutina de levantarse a las cinco de la mañana y atenderme de la manera que tenía ordenado para después dirigirnos al instituto donde mis alumnos ansiosos la esperaban después de haber cumplido con sus respectivas tareas con tal de tener un rato libre con mi perra a sus pies. 
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