SEXO CON MI SUEGRA
Fecha: 20/06/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Hardcore,
Autor: yepe, Fuente: xHamster
... jadeó extasiada al sentir dentro de sí aquella feroz irrupción, y se vino en un monumental orgasmo, acompañándolo de un desmedido grito que rompió todo el silencio del campo. La corrida de mi suegra provocó inmediatamente la mía, desatándome una furiosa eyaculación que sentí subir al tiempo que ella seguía gritando, desbocando su inmenso goce. Retorciéndome de placer dentro de ella, mientras Inés seguía aún jadeando, me vino un orgasmo brutal, único, tremendo, como nunca antes lo había tenido. No pude evitar acompañar los últimos retazos de los gritos de lujuria de mi suegra con un largo bufido de placer, con el que compartí con Inés aquel largo e intenso éxtasis.Jadeantes y exhaustos, seguimos abrazados, apretados una contra el otro, empujando lenta y acompasadamente nuestros sexos, hasta que los últimos retazos de aquel largo orgasmo fueron despareciendo. Cuando así fue, cuando las respiraciones fueron haciéndose más pausadas y las pulsiones recuperaron su ritmo, mi verga, aún morcillona, fue abandonando la calidez de la vagina de Inés. Un verdadero maremágnum de flujos y semen se había mezclado allá abajo en nuestros sexos. Nos giramos, para quedar tendidos boca arriba, extenuados de placer…Pasaron varios minutos. Seguimos en esa misma postura, sin hablar nada. Abrí los ojos. Mirando al techo, acaricié tenuemente la mano de mi suegra. Musitó…- ¿Qué hemos hecho…?No dije nada. Seguí acariciándole la mano. Volvió a susurrar…- Esto no puede volver a pasar…Volví la cara hacia ...
... ella. Me había hablado con la mirada perdida en el techo. Tenía los ojos entornados y el semblante serio. Contemplé su madura desnudez. No perdía un ápice de la elegancia que tenía vestida. Sus pechos, algo caídos por la edad, conservaban sin embargo una atractiva suavidad y desprendían una tentadora dulzura. Sus pezones, sonrosados y grandes, descansaban sobre unas preciosas aureolas. Su vientre era plano, con alguna estría propia de los 65 años que tenía, pero todavía firme y con la suficiente tersura para resultar seductor. Su sexo se veía ahora apacible y relajado, tras el codicioso envite que acababa de tener. Lo adornaba un suavísimo vello púbico, muy arregladito y recortado, que terminaba justo en el lugar en el que arrancaba la hendidura del coño, denotando el afeitado total que, a partir de ahí, sin duda se aplicaba mi suegra de vez en cuando. Sonreí para mis adentros porque eso me había sorprendido bastante. Nunca hubiera pensado que mi suegra se depilase el coño, aunque fuera parcialmente. En el arranque de los muslos brillaba la humedad de los restos de flujo y semen que nos habían inundado unos minutos antes, en un cuadro erotizante y precioso bajo la penetrante luz de la mañana que entraba por la ventana. Seguí recorriendo aquel cuerpo con mi mirada. Las piernas, contorneadas y suaves, lucían preciosas. Siempre me habían parecido espectaculares, al igual que su tipazo estilizado y esbelto. Y ahí, en la desnudez de la cama, después de aquel imponente e inesperado ...