1. ÁNGELES O DEMONIOS: EL BALNEARIO


    Fecha: 01/07/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: rxxa4, Fuente: SexoSinTabues

    Al siguiente día, un domingo algo caluroso, después de limpiar su casa, lavar un poco de ropa y preparar todo para el siguiente día, Sebastián tomo la decisión de ir a un balneario muy cerca del lugar donde trabajaba. Le apetecía nadar un rato y siendo las cinco de la tarde, después de que el sol ya no estuviera tan fuerte, llegó al lugar. En la entrada se encontraba una niña con dos amiguitas de la misma edad y su mamá, las cuales se le hicieron conocidas. Estando más cerca reconoció de inmediato a todas, se trataba de Valentina, Mariana y Amairany y por su puesto su mamá, la señora Rocío. - ¡Miren! ¡Es el maestro! – gritó Amairany. - ¡Si, si, es el maestro! – continuó Vale. Las niñas inmediatamente corrieron hacia su maestro y lo saludaron. - Hola maestro. – dijo Vale. – ¿Que lo trae por aquí? – preguntó después. - Hola pequeñas. Vine a refrescarme un rato, ya ven que hace mucho calor. – les dijo a las niñas, actuando de manera natural. En eso se acercó la señora para ver qué es lo que hacía su hija. - ¿Valentina, conocen a este joven? – preguntó la señora. - Si mami, el es mi maestro de inglés. – Contestó la niña. - Mucho gusto señora. Soy el profesor Sebastián y como dijo su hija, soy su maestro de inglés. – dijo el joven hombre. - Encantado de conocerlo. Mi hija se la pasa hablando de usted. – dijo la señora, haciéndolo tragar un poco de saliva. – Dice que le encantan sus clases, que es el mejor que ha tenido hasta el momento. - Muchas gracias, y ella es una niña muy ...
    ... dedicada, una de las mejores. – ya más tranquilo siguió la plática. - Bueno debemos irnos, se nos hace tarde. Disfrute su día profesor, el agua está fresca. – despidiéndose dijo la señora. - Hasta luego, que les vaya bien. – se despidió Sebastián. - ¡Adiós maestro! – las tres niñas gritaron al unísono. Antes de subir a una camioneta, Valentina, volteó a mirar al hombre y le guiñó el ojo. Esa niña estaba ansiosa de que fuera lunes para poder seguir con sus juegos con el maestro. Sebastián pagó su entrada y se dirigió a los vestidores; se puso su traje de baño, tipo bikini para hombre y fue camino a la alberca olímpica. Estuvo nadando dos horas, disfrutando del agua fresca de la alberca, a la vez que ejercitaba su cuerpo. Después, a eso de las 7:15 pm, cuando ya estaba casi vacío el lugar, a excepción de una niña de unos once años que vestía un traje de baño de una pieza negro y una niña unos tres años mayor con un traje de baño de dos piezas rosa, se metió al vestidor, entró a uno de los cubículos de las regaderas para enjuagarse y de ahí se recostó en la banca de madera. Minutos más tarde, escuchó que personas entraban a los vestidores, cerrando la puerta del lugar, con calma se sentó sin poner los pies en el suelo y movió la cortina para ver de quien se trataba. Pudo ver que se trataba de uno de los encargados del lugar, un hombre de rasgos africanos, que medía cerca de dos metros y algo musculoso, acompañado de las dos niñas de antes. La piel blanca de los infantes contrastaba ...
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