Mi Señor
Fecha: 01/07/2019,
Categorías:
Bisexuales
Autor: inocentepaloma, Fuente: CuentoRelatos
Hace cuatro meses que dejé de salir con él. La razón es que descubrí que tenía otra mujer, y que tenía dos hijos con ella. Pude haber seguido con él a pesar de eso, porque en realidad lo necesitaba. Lo necesitaba a él.
Lo necesito...
No lo amo. Al menos no en este momento.
Estar con él me produce ansiedad. No me siento tranquila. Me miente. Me muerde. Me usa. No me ama. Sin embargo...
Lo necesito.
He estado con muchos hombres estos últimos cuatro meses. Pero ninguno de ellos me ha hecho vibrar por dentro como mi Señor lo ha hecho.
Lo necesito. Necesito a mi Señor, no importa lo que me haga.
Lo pensé mucho antes de buscarlo, porque no quería aceptar que soy su esclava, que ha sido el único que me ha hecho sentir mujer y que ante él simplemente estoy rendida.
Me alegré mucho al ver su respuesta. No estaba molesto.
Quedamos de vernos en su casa ayer, y yo llegué puntual a la cita. Estaba extremadamente nerviosa. Pero me invitó un whiskey, y eso me relajó bastante.
Comenzamos a platicar y me comentó que en nuestro último encuentro él se había quedado bastante molesto conmigo por mi falta de comprensión hacia él. Yo sumisamente me disculpé con él. Le rogué que me disculpase. El me pidió que lamiese su verga para probar que en realidad estaba yo arrepentida.
Me hinqué a sus pies y comencé a lamerle los testículos lentamente, mientras yo cerraba mis ojos y mi boca escurría de deseo por comerme a mi Señor. Metí la verga en mi boca hasta mi garganta, ...
... sin dejar de observarlo, para saber si lo estaba complaciendo como él lo deseaba. Él se veía muy contento.
Me levantó y me dulcemente pidió que me pusiera a cuatro patas, antes de penetrarme le comenté que tenía miedo, que estaba en mi más día fértil y que no estaba en situación de quedar embarazada. Me dijo que no me preocupase, que todo iba a estar bien.
Yo tenía demasiado miedo, pero algo en mi cuerpo me llevaba a él. Lo necesitaba. Mis entrepiernas ardían por él desde hace varios meses, y yo ya no podía aguantar... Era incapaz de decir que no a cualquiera de sus deseos, sin importar las consecuencias: No me sé siquiera su nombre.
Comenzó a penetrarme lentamente. Sentí placer infinito desde la primera embestida, que fue suave y profunda... y no pude evitar preguntar a mi Señor si algún día sería capaz de perdonarme por haber lastimado su ego en algún momento.
Me contestó que si me seguía portando bien como hasta ahora, quizá lo haría pronto.
Me decía que me había extrañado mucho mientras jugaba con mis pezones.
Yo me derretía de placer con cada una de sus suaves embestidas... y decidí confesarme... ya no podía más
"Mi Señor, soy tu esclava. Haz conmigo lo que quieras, cuando quieras. Soy tuya. No puedo evitarlo. He querido dejar de pensar en ti en todo este tiempo, pero no puedo. Siempre regreso. He aceptado que te necesito. Ya no pienso luchar más contra nada de esto. Te amo. Soy tu esclava. Haz conmigo lo que sea."
Me dijo que lo que le decía yo ...