Mi esposo está de viaje y quiero que me folles
Fecha: 15/06/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: LaBellu, Fuente: CuentoRelatos
... vida.
Y logró que lanzara una carcajada, que falta me hacía. Y cumplimos su plan, al menos hasta la parte de llegarnos a la disco.
Isi no perdía el tiempo, y yo no aguantaba ya tanto ruido y calor, además de todas las copas que había bebido y las ganas de fumar. Así es que busqué la calle desesperadamente, sin mirar si le metía un pisotón a uno o empujaba a otro, yo quería salir a respirar.
—También tienes calor, ¿no? —me preguntó una repentina voz anónima.
Me di la vuelta. ¡Pedazo de tío bueno! Treintañero, eso sí, pero ya bien plantado.
—Hola —le respondí como si tal cosa—. Pues sí, tengo calor y ganas de un cigarrillo.
—Hola. Soy Gari —se presentó, se acercó y nos dimos dos besos castos y puros.
—Yo soy Dani.
—Encantado, ¿te apetece que caminemos un poco…?
En ese momento mis ojos vieron el coche de Rufi aparcando, miré nuevamente a mi joven y reciente amigo.
—No —me acerqué más a Gari—, quedémonos aquí, ¿no? —y borracha, para que negarlo, rodeé su cuello con mis brazos y él mi cintura, no sé si para que no me cayese…
—Me parece que te buscan —me susurró, acercándose a mi oído—. ¿No será tu marido?
Sin soltar a mi recién capturada presa, giré para mirar a quien yo ya sabía que estaba allí: el causante de mis males.
—No, que va, es un amigo. —Solté a Gari y, sin alejarme mucho de él, saludé a Rufi—. Hombre, tú por aquí .
—Sí, que cosas, yo por aquí —respondió Rufi—. ¿Puedes venir un momento?... Quería decirte algo.
¡Al fin! ¡Sí, ...
... sí, sí! ¡me lo iba a decir! Porque se le notaba un poco incómodo. Claro, al verme en brazos de otro hombre…
—Discúlpame cielo, no me tardo —le dije a Gari.
—Te espero dentro. ¿Vale? —respondió él.
—Vale, vale —le dije sin demasiado interés—. Ya vete. Desaparécete de una vez, que voy camino a follar… —añadí entre dientes.
Ya solos, Rufi me cogió de una mano y me llevó rápidamente hacia el coche.
—¡A ver qué coño pasa aquí! —dijo Rufi. Le noté serio—. Isi me ha llamado por teléfono, preocupada porque estabais en la disco y hace rato que no te encuentra por ningún sitio. Ha añadido también que estabas como una cuba, y veo que es cierto…
Y yo… Yo qué sé lo que seguía diciendo, yo quería que estuviera muerto de rabia y de celos.
—…Y me hace venir preocupado —añadió como si fuera mi padre—, y te encuentro ahí, tan ancha, sobando a un tío que ni conoces, ¿me lo puedes explicar?
—¿Y tú qué sabes si lo conozco o no? Por cierto, se llama Gari.
—No te queda bien el papel de borracha tonta, eso déjaselo a las chavalas, tú ya estás madurita. Ven, que te llevo a tu casa.
—Que poco sentido del humor tienes, tío. Así que, venga, llévame a casa.
Yo continuaba parloteando mientras subíamos al coche. Estaba en mi mundo, sacando todo mi enfado y mi calentura nunca resuelta con él. Así que, de camino a mi casa, le solté:
—¿Desde cuando te has vuelto tú tan moralista? —le pregunté.
—¿Moralista? No te confundas, que a mí no me importa lo que hagas con tu… vida ...