1. La familia de Jesusa


    Fecha: 08/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Vallekanito, Fuente: SexoSinTabues

    ... comersela. – Ay, mamá como me gustan, me las comería enteras. – Ya lo se, hijito pero no es posible. – Sientate mamá que te voy a comer otra cosa. Ella se sentó y vio como su hijo se arrodillaba delante de ella y empezaba a comerle el coño, se extrmecía de placer hasta que se corrió. – Ah, hijo, esto es demasiado, me has dejado sin fuerzas. El notó la corrida de su madre en la boca. – Bueno, yo ya he comido, me conformo con este caldo tan rico, ahora madre te toca a ti, a ver que tal comes. – Si hijo, me voy a quedar saciada, seguro. Me metí su polla hasta el fondo mientras le masajeaba las pelotas. – Sigue, mamá, sigue, por dios, que bien la chupas. Ella no decía nada, tenía la boca ocupada en otros menesteres. De repente la boca se le llenó con el esperma de su hijo, casi se ahoga, le chorreaba lefa por la comisura de los labios se tragó lo que pudo y empezó a toser. – Hijo, casi me ahogas. – Lo siento mamá, tenía que haber avisado pero estaba en trance, ¡¡¡QUE GUSTO!!! – No importa, ahora si que he comido En ese momento se estremeció en la cama de su hijo, se había corrido en las bragas, había sido un buen dedo. Se levantó y fue a la habitación del marido, se olvidó la bragas húmedas en la cama de su hijo, no le importó, ya volvería a por ellas, ahora tenía ganas de follar con él, le tenía un poco olvidado y no quería que se buscase a otra. Cuando Jesusa se fue Miguel se bajó los calzoncillos por debajo de la sábana, se tocó la polla, la tenía como un palo y la agarró con ...
    ... su mano. Su mujer le ponía a cien contándole contándole lo que le hacían los chicos como la sobaban las tetas y el coño y como se lo comían todo. Imaginó a su hijo comiendole las tetas a su mujer y a la vez pensó en el momento en que la conoció, fue en una aldea perdidada de Galicia, en las fiestas, fue allí con sus amigos después del trabajo y vio a un grupo de colegialas que rondarían los diecisiete años, todas con su uniforme compuesto de un polo blanco y una falda a cuadros que les llegaba a la mitad del muslo, se fijó en ella, en sus pechos que parecían querer estallar el polo, no eran grandes, pero el polo, demasiado pequeño los hacía resaltar y le parecieron duros y firmes, los comparón con los de ahora y la comparación no le disgustó, estaban más caidos, pero habían aumentado de tamaño después del embarazo y de dar de mamar a su hijo y eso le gustaba más, le encataba meter la cabeza entre ellos para lamerlos y besarlos. Siguió pajeándose y volvió al día en que la conoció, como la pidió bailar, como contra todo pronóstico ella había aceptado, como notó sus tetas clavadas en su pecho cuando se acercó para bailar y como la agarró por la espalda y la atrajo hacia sí para que sintiese la dureza de su polla contra su cuerpo, temió que en ese momento huyese despavoridad, pero no lo hizo, se apretó aún más y le miró con una sonrisa. Estuvo a punto de correrse entonces y estaba a punto de correrse ahora, pero quería aguantar, quería recordar el día que volvió a casa hacía una ...
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