1. Aprovechándome de papá


    Fecha: 12/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Desde que tengo memoria me han atraído los hombres. Siempre asombrado por el cuerpo de los machos de mi familia. Todos siempre obreros de la construcción que, debido al trabajo pesado, mantenían cuerpos musculosos, dedos ásperos y barbas mal cuidadas, además, de ese hediondo aroma a sudor que siempre me gustó. Para las fiestas familiares en la casa de mis tíos o abuelas recuerdo que, por la falta de camas, siempre terminaba compartiendo dormitorio con alguno de ellos. Así, en las noches, recuerdo taparme hasta la cabeza con la sabana para impregnarme de ese olor a sudor de las axilas, junto con ese aroma a orina y sexo que provenían de sus calzoncillos sucios. Algunos, cabe destacar, necesitados de atención,dejaron que mi curiosidad explore sus sexos, pero eso es para otra historia. La primera vez que pude probar el pene de mi papá fue cuando tenía 13 años. Mi padre ya sufría de problemas de alcoholismo y, como cada fin de mes, mi madre huía a casa de mi abuelita para así no tener que lidiar con la borrachera de mi papá. Recuerdo que siempre me decía que cuando llegase lo acompañara a comprar para que no pierda su dinero o se lo fueran a robar y, al llegar a casa bien abastecidos de alcohol y comida, cerrase la puerta para que no saliera o escapara, que ella llegaría a la mañana siguiente a ordenar y limpiar. Así fue como un fin de mes me encontré solo en la casa, recién llegaba del colegio un poco cansado, sudoroso. Aproveché mi soledad para probarme uno de los calzones que ...
    ... mi mamá "había perdido", siempre le inventaba la excusa de que entraban a robar ropa cuando la tendía en el patio. Me miraba al espejo y me veía mi culo bien grande realzarse. Ya tendido en mi cama me imaginaba varias situaciones en donde algún hombre de alguna película porno o inclusive mis tíos entraban para tocarme y hacerme su perrita. La tarde se hizo volando entre mi imaginación y los masajes y escuché como daban un portazo al entrar por la puerta principal junto al sonido de unas bolsas, asumía que era mi papá. Me vestí rápido con un buzo y un suéter y me fui a verlo. Estaba muerto de borracho, quizá había pasado a alguna cantina antes de llegar. Lo ayudé a sentarse y una de sus preguntas me hizo temblar. -¿Dónde está Nico? ¿Tenemos la casa sola? - Preguntó por mi en ese momento cuando estaba sentado en el sillón con las piernas abiertas. Cabe volver a señalar que siempre tuve un parecido muy grande con mi mamá, tanto por el peso como por nuestras facciones. Así fue como me di cuenta que él me confundía con mi mamá. Tonto le aclaré que era yo, que mi mamá estaba afuera. Ese hombre, de 54 años, que medía 1.86, corpulento y musculoso, con una barba áspera y el rostro rojo, con una panza de alcohol estaba ahí, frente a mi, confundiéndome con su mujer y yo muy tonto le dije que no. Así es como me limité a prenderle la televisión y lo dejé en la sala de estar, mientras yo me iba a mi cuarto , pensando en cuando tendría la oportunidad al fin de poder ver desnudo a mi papá. ...
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