1. Los demonios de Yahir, capitulo 5, Raúl


    Fecha: 15/07/2019, Categorías: Gays Autor: Diosdelagua, Fuente: SexoSinTabues

    ... al estar con Raúl, un apenas treintón con aires de grandeza, un cuerpo exquisito, una vida llena de placeres y excesos, quizá nunca se hizo las preguntas que el resto del mundo debe hacerse y solo asintió a todo lo que la vida le dije que debía hacer, sentir y saber. — ¿Tienes novia? Bueno lo digo porque bueno se ve que debes de tener mucha suerte con las mujeres. — No. Bueno tuve, pero no tengo tanta suerte como crees, bueno al menos no tanta como tú— Mis palabras lo impresionaron, me acerqué a él y en un arrebato de locura, tomé su mano, me levanté mi playera y lo hice recorrer mi cintura con lentitud. — ¿A qué edad te salió el vello en el pecho? Yo soy por completo lampiño— Dije sonriendo con inocencia, el tipo estaba desconcertado, confundida pero no apartó su mano de mi piel, su aspereza me excitaba cada vez más, su rudeza, tenía al hombre de mis sueños antes mí, casi desnudo, tocando mi cuerpo, tuve que hacer un gran esfuerzo para no cometer una locura. — Fue cuando estaba en la prepa— Dijo él y yo solté su mano, Raúl comenzó a sudar y a respirar con dificultad, volví a arrogarme a la laguna para que el agua fría apagara el fuego que comenzaba a crecer dentro de mí. — Yahir. ¿Eres?— No lo dejé preguntar, sabía lo que quería saber pero no dejaría que una etiqueta arruinara todo. — ¿Citadino? Supongo que sí, muchos me han llamado así aquí, aunque es solo un nombre y. Yo no le tengo miedo a los nombres. — ¿A qué le tienes miedo?— Preguntó Raúl otra vez aturdido. — A los ...
    ... caballos. Lo sé, suena tonto, pero todos tenemos miedo en esta vida, algunos le temen a algunos animales, a las personas o. A lo diferente. Yo, bueno, me gusta pensar que no le tengo miedo. A nada. Raúl parecía convertirse cada vez más en otra persona, como si no tuviese miedo de hablar conmigo, como si por un momento olvidase que yo tenía 16 y el 32. Pero supongo que todos encontramos a alguien así alguna vez para conversar. — ¿Eres casado? — Sí, mi esposa y yo estamos juntos desde hace mucho — Ya veo. ¿Y eres feliz? — Supongo. Bueno, nunca me pregunté si en verdad quería quedarme con ella, solo lo hice, aunque tal vez hubo muchas cosas que no viví o experimenté. — Nunca es tarde para eso. — En ese instante, me acerqué a él, me senté juntó a Raúl y nuestras rodillas se tocaron, él no se apartó ni un momento, yo aún sonreía de esa manera inocente que me ha sacado de varios aprietos en mi vida y justo cuando creí que algo iba a pasar, alguien gritó mi nombre. — Ya tengo que irme, mi familia me espera. — Espera. ¿Puedo verte otra vez? — Mis padres y yo estaremos aquí hasta año nuevo, supongo que nos veremos después. — Muy bien ¿Pero cuándo? — Dijiste que si necesitaba ayuda en algo te lo dijera, me gustaría aprender a montar. Te veré después— Luego de eso me arrojé al agua y me alejé de él a toda velocidad, rogándole a mi suerte que mis encantos hubieran surtido efecto mientras decía “Al paso de la carreta, las calabazas se acomodan”. Por la mañana, Raúl estaba fuera de la casa ...
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