1. Una noche en el pub


    Fecha: 15/07/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... primeros botones estallaran a consecuencia del volumen de sus pechos. ¡¡¡ Joder ¡¡¡ estas viejas están buenas, pero que digo muy venas. A ver cómo se desarrollan los acontecimientos y si pasamos una buena velada.
    
    Una de ellas la de las mallas de licra, por cierto se llama Dori, dio un trago de su copa y relamiéndose alargo el brazo ofreciéndome tomar un trago de su misma copa para que probara esta deliciosa cerveza. Acepté la ofrenda, la verdad una cerveza muy rica pero lo que más me gusta es el aroma que tus labios que han dejado en ella, le dije.
    
    Esta coqueteó con su melena jugueteando entre sus dedos y ladeando la cabeza hacia uno de sus hombros, haciéndome entender que le había gustado el piropo.
    
    A mi vez, le ofrecí un trago de la mía, cogiéndome la mano al tiempo que la copa y con mano y copa se la acercó a sus labios, bebiendo un corto sorbo de este delicado líquido espumoso.
    
    Esto más que una insinuación era una provocación directa, máxime cuando al devolverme la copa y la mano, introdujo la llena de su dedo índice entre sus labios son esa coquetería que saben hacer solo las mujeres de esta edad.
    
    La otra señora, debido al calor supongo se desabrochó los dos botones de arriba de la camisa antes de que saltaran, dejando ver unos tremendos pechos de señora mayor que pueden llegar a hacer las delicias de cualquier macho cabrío.
    
    Al ver esto y con los antecedentes de su amiga que acabo de narrar, me quedé mirando, casi metiendo “mi nariz en su pecera” como ...
    ... decía Juan Luis Guerra en su canción.
    
    El camarero de unos 40 años de edad, un petit sweet para las señoras, observaba pacientemente detrás de la barra, mientras abrillantaba la cristalería que había sacado del labavasos .
    
    Ya me estaba poniendo cachondón cuando la señora de las mallas se levantó del taburete y con su copa en la mano se vino a mi regazo, metiéndose entre mis piernas, pasándome su brazo por encima de mis hombros.
    
    El olor a perfume caro era evidente, creo que hasta era afrodisiaco, estás dos buscaban lo que buscaban y habían encontrado lo que encontraron, Al camarero y a mí.
    
    Creo que les importaba poco la pareja de amigos que había en la mesa del fondo del local, la verdad es que a mí me la sudaba que estuvieran allí y al camarero creo que no estaba preocupado.
    
    Lógicamente, agarré su cintura y la atraje hacia mí, apretando sus desbordantes pechos contra el mío. Esto le gustó y me lo indicó con su sincera sonrisa.
    
    Pues no perdí el tiempo, le comí los morros en un apasionado beso desesperado, al hacerlo derramó parte de la cerveza de su copa sobre mi entrepierna. No me importó la noté fría, ya que la calentura que tenía en este momento provocaba que todo mi cuerpo estuviera ardiendo por lo que el contraste lo noté al instante.
    
    Esto no interrumpió nuestros quehaceres, continué comiéndole la boca pasándole la mano por su cuello atrayéndola hacia mí y notando dos duros y salidos pezones en mi pecho ya que no llevaba sujetador.
    
    Nos soltamos y nos ...
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