-
Mi primera experiencia - Parte 8
Fecha: 19/07/2019, Categorías: Confesiones Autor: hilda, Fuente: CuentoRelatos
... manos palpaba en mi bajo vientre los deliciosos movimientos del gran botón que como un bebé, me pateaba con cada envión que hacía el moreno. Con goce profundo, cabalgaba meciéndome hacia atrás y adelante, gritando mi inmenso placer rasguñando los pectorales del esclavo. Con apasionado fervor mi cola se movía en armónicos vaivenes observando tan majestuosa e increíble penetración del hinchado tronco entrando y saliendo mojado de mi dilatada cajeta. Desenfrenada en el delirio de ese coito celestial, que me incitaba a culiar como una potra salvaje, sentí que dos manos me tomaron de las caderas levantando algo más mi cola. Maravillosamente expertas, estas manos me ayudaban a mecerme al compás del ritmo enloquecedor de mi frenética cabalgata. Con los ojos cerrados disfrutaba más aún esa colaboración que seguramente me ofrecía la amable Gatúbela. Sin embargo esas manos se sentían más fuertes que las de una mujer y al mirar en el espejo lateral descubrí que se trata nada menos que de Tarzán, el hijo del Domador. Este atractivo joven que tanto había hecho gozar a mi amiga Mabel, ahora estaba parado detrás de mí acunando su enorme bulto bajo el tapujo de cuero que lo cubría. Gatúbela introdujo su mano bajo el taparrabo del hombre mono y sacó a relucir su espectacular vaina endurecida tan larga como la de su padre. Tomándola con sus manos comenzó a masajearla haciéndola crecer más y más para luego apuntarla al centro de mi maltrecho culito. Sentí que la piel se me erizó ...
... y un frío invadió mi cuerpo, pensando lo que Tarzán maquinaba. En ese instante vino a mi mente la imagen de la India doblemente penetrada más temprano por Drácula y el mozo y en un intento por evitar ese trance me sentí imposibilitada de liberarme de la poronga del esclavo que me tenía engarzada sin dejarme salir. Mis deseos de goce sin límites se contraponían a lo que mi mente intentaba ordenar. Me sentía arrastrada en un delirio involuntario de querer probar la sensación maravillosa que había disfrutado mi amiga Mabel más temprano, al ser doblemente penetrada por Tarzán y el africano. Ahora Tarzán pujaba para penetrar su botón en mi orificio anal que estaba cerrado por la presión de la gran poronga que llenaba mi vagina. Gatúbela dispuesta a ayudar tomó la pija de Tarzán y se la mamó rebosándola en saliva, luego continuó con mi ano abriéndome los glúteos para introducir su lengua en mi orificio y también sus dedos. En el espejo del costado podía ver algo atemorizada, esa pija increíblemente larga del esposo de la Pantera que ella tomaba con sus dos manos para presionar con el hinchado botón en mi agujero intentando abrirlo. El esclavo sin sacarme su penacho, me sostenía por las caderas manteniendo mi cola elevada para que Tarzán se sirviera. Esto me hacía sentir como víctima de esa doble violación a la que me iban a someter. Traté de calmarme y relajando mis glúteos aflojé la tensión de mi babeante agujero. Luego de varios intentos, soportando los fuertes ...