Una lectora que se convierte en uno de mis relatos - Parte 5
Fecha: 21/07/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
Estamos en ese tiempo de reponerlos con Lizbeth, donde ella me ha contado ciertas experiencias pasadas, y más que todo, las experiencias frustradas que ha tenido con su novio cuando el teléfono suena y es Verónica. Contesto y nos pregunta a ambos si se nos puede unir en algunos minutos. Lizbeth no lo duda y dice que está de acuerdo y obviamente yo tampoco me opongo. Comienzo a sentir esa sensación y cosquilleo que se puede sentir cuando nos encontramos en esa primera experiencia sexual, y aunque temprano por la mañana me he cogido y hemos tenido una gran experiencia con Verónica y que acabo de cogerme por primera vez a Lizbeth, tengo esa sensación de incomodidad y desconfianza de qué hacer con dos mujeres a la vez. Por el momento no se todavía si se dará esa experiencia, pues hasta mis 49 años de alguna manera la he evitado aunque he tenido algún par de oportunidades de conllevarla anteriormente.
En minutos Verónica está tocando la puerta y veo que llega con un pantalón deportivo color rojo como si fuese al gimnasio, una camiseta blanca que cubre esos dos meloncitos que he estado mamando por los últimos dos días y nos quedamos viendo los tres sin saber cómo comenzar. Obviamente soy yo quizá el más tenso, pues creo que Lizbeth y Verónica ya han contemplado esta situación anteriormente. Aun así, soy yo el que intento de alguna manera de dirigir aquella situación y les propongo pasar a la habitación. Verónica dice que ella se quedará en la sala del suite viendo televisión y ...
... que Lizbeth sea la que continúe con la faena sexual que ella intuye todavía estaba en proceso por lo hora en que ella se ha presentado. Dejamos obviamente la puerta abierta, pues creo que la idea es que Verónica quiere ver o escuchar cómo me cojo a su amiga.
Lizbeth me vuelve a bajar el bóxer que me había puesto temporalmente para ir abrir la puerta, y comienza nuevamente con esa mamada profunda que prácticamente sostiene mis 20 centímetros de verga prácticamente en su garganta por segundos intermitentes, que realmente me encanta que haga y ella sabe que lo disfruto mucho. Pasa en aquella faena algunos cinco minutos, pues yo realmente le pongo alto con ese morbo que me llega de abrirle el culo y con esa sensación que posiblemente Verónica escuche los jadeos o expresiones de dolor de su amiga Lizbeth. Ella sabe que es esa mi intención cuando me mira a los ojos y la invito a que se ponga de perrito, pero esta vez ella se coloca paralela a los cristales del espaldar de la cama y tiene una escena más completa que si se hubiese puesto de enfrente. Veo esa hermosa curva de su columna y como su hermoso culo queda expuesto hacia arriba dispuesto a que este extraño, a quien no conocía personalmente más que por algunas horas, le abra por primera vez el culo. De repente me hace la pregunta pendiente, pues Lizbeth lo había insinuado, pero el toque de la puerta cuando Verónica llego nos interrumpió, pero ella es más directa esta vez: ¿Podemos jugar con el consolador?
El consolador es ...