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Los pies de Gonzalo
Fecha: 22/07/2019, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... calcetines y empezó a lamer los dedos de mis pies. Me estaba gustando tanto que no podía evitar gemir. -Soy bisexual, en clase no lo sabe nadie -dijo Gonzalo-. He quedado con varios hombres que he conocido por internet, pero es la primera vez que me pongo así. Gonzalo sobaba mi polla con uno de sus pies por encima del pantalón pero quería más. Me quité la ropa y Gonzalo hizo lo mismo. Su cuerpo era una delicia ni gordo ni delgado, sin ningún vello. Nos tumbamos de nuevo en la cama y me puse a chupar sus pies, tenían un sabor salado muy concentrado. Fui subiendo por la pierna hasta llegar a su polla, la tenía llena de líquido preseminal. Me lancé a chupársela, escuchaba sus gemidos y notaba sus pies sobre mi espalda arqueándose del placer. -Quiero que me la metas -le dije-. Quiero que te corras dentro de mí. Busqué una crema que tenía en el cajón de la mesa y me puse un poco en el culo, me tumbé hacia arriba y puse las piernas sobre los hombros de Gonzalo. -¿Es tu primera vez? -preguntó. -Sí. -Al principio puede que duela un poco. Gonzalo introducía su polla poco a poco. Sentía un escozor flojo pero cuando dio el último empujón me dolió bastante y grité. Cuando pasaron unos minutos Gonzalo lo ...
... intento de nuevo y esa vez no sentí casi dolor. Con cada movimiento un escalofrío recorría todo mi cuerpo, sentía un placer enorme pero faltaba algo. Busqué con las manos hasta encontrar los calcetines sudados de Gonzalo y me los puse en la nariz. ¡Qué olor! ¡Qué sensación! Era el paraíso. De repente Gonzalo agarró mis pies, se los puso en la cara y empezó a lamerlos. La sensación que me producía que Gonzalo me chupara la planta y los dedos de los pies junto con el fuerte olor de sus calcetines era demasiado, casi me corría. Gonzalo aumentó el ritmo y noté su polla palpitando en mi interior soltando todo su semen en mi culo, no puede más, me corrí llenando todo mi pecho y abdomen de semen. Nos quedamos quietos unos segundos mientras recobrábamos el aliento, tenía sus calcetines en la cara y con cada respiración inhalaba su olor. -Será mejor que terminemos el trabajo antes de que lleguen mis padres -dije. -Claro. Mis padres volvieron al poco de terminar el trabajo. Acompañé a Gonzalo hasta la puerta y al despedirnos me dio algo. -Quédate con mis calcetines, seguro que los vas a usar tú más que yo -dijo con una sonrisa pícara. Aquella noche me hice varias pajas con aquellos calcetines apestosos.