1. El fetiche de mis bragas olorosas


    Fecha: 24/07/2019, Categorías: Transexuales Autor: chicapervertida, Fuente: CuentoRelatos

    ... estaban comiendo con las manos!
    
    Que dos chicos vírgenes se estrenen a la vez con una tía mayor, como yo, creo que es una fantasía que pocos hombres pueden cumplir en su vida; así que ambos estaban alucinados mientras me follaban. La expresión de sus rostros era frenética y los pobres no hallaban forma de saciarse. Se peleaban por agarrarme las tetas, por besarme la boca, incluso obviando el asco y el pudor que les producía compartir fluidos y secreciones recíprocamente. Uno le dijo al otro «¡joder tío! ¡No le metas la polla en la boca que la estoy besando!»; yo me moría de la risa.
    
    Cuando los puse a comerme el coño fue un espectáculo. Uno de ellos se adelantó y comenzó a lamer, dejándome la vulva copiosamente impregnada de saliva. Mientras tanto el otro se cascaba una paja y esperaba su turno, pero cuando les di la orden de que se cambiaran, el segundo chico miro la raja babosa y exclamo «¡Anda ya! ¡Me va a tocar que comerme todas tus babas, tío!». Aquello fue un pandemónium. Imaginaros como fue su reacción en sus múltiples corridas. Los ojos se les desorbitaban y uno de ellos se mordía la lengua mientras se encorvaba como un perro eyaculando. Fue hasta gracioso. El que me estaba enculando comenzó a batir la polla con rapidez, haciendo unos alaridos fuera de serie y en lugar de correrse en mi culo y llenarlo de leche, como me hubiese gustado, sacó la polla y comenzó a tirar chorros de semen en tal cantidad que la sustancia se esparció sobre toda mi espalda, alcanzando ...
    ... mis hombros y mi cabeza; y para gracia mía, cuando gire el rostro para verlo correrse, sin querer le di paso a un chorro de leche que me pasó por un lado y fue a dar justo en el rostro de su compañero. «¡Joder tío, lo siento!» exclamaba con honestidad, mientras el otro se limpiaba el rostro tratando de controlar las arcadas que le produjo la experiencia. ¡Casi vomita el pobre! Pero la lujuria de ambos era tanta que al poco rato ya estaban los dos otra vez abocados a follarme y no les importo compartir semen, saliva, sudor y demás. Fue una de las mejores experiencias de mi vida y cada vez que me masturbo recordándola acabo una y otra vez.
    
    Quedé fatigada tendida sobre mi cama mientas mis esfínteres palpitaban sin tregua. No sé cuánto tiempo pasó mientras me masturbaba y cuánto tiempo transcurrió mientras recuperaba el aliento. Lo cierto es que estaba tan extenuada que me dormí un instante y ni siquiera me dio tiempo de sacar el vibrador de mi culo. Al rato se salió solo.
    
    De repente oí un ruido en la sala de mi casa y me incorporé emocionada porque supuse que había llegado mi marido. No me iba a caer nada mal que me diera una buena follada; pues para mi aquella solo era el calentamiento, por así decirlo. Me puse de pie y salí de la habitación hacia la sala, caminando en puntillas para sorprenderlo; pero el tiro me salió por la culata porque la sorpresa me la lleve yo al encontrarme, en el mueble de mi sala, al hermano de mi esposo, sentado a sus anchas, masturbándose sin ...
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