1. La mesa del taller de Don Braulio


    Fecha: 29/07/2019, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... chiquilina sin experiencia. Estuve toda la clase en la facu distraida, no podia apartar de mi mente lo que de seguro iba a suceder con Don Braulio. Asi que antes de llegar a destino llame a mi mamá por celular diciendole que no me esperara, que me iba a quedar mas tiempo en la facu. Una vez baje del bondi, cruce la calle y me dirigi a la puerta trasera del taller de ‘Don Braulio’, que estaba cerrado. Recuerdo la vestimenta que traia puesta, un buzo gris con capucha, una de mis remeras preferidas rosada ajustada, unas calzas de lycra que eran nuevas en ese momento, recuerdo que eran negras con un azul a los costados y mi otro par de zapatillas blancas, unas botitas converse all star. Asi que me dispuse a entrar por donde lo hicimos antes, fui por el pasillo y vi que la puerta estaba entre abierta y se veía luz, entré y allí estaba él tomándose una cerveza mientras me esperaba, cuando me vio entrar sonrió y acercándose me dijo; ‘como estas Gaby?’, me abrazó y acariciándome la cola me dijo; ‘Sabía que volverías nena, te gustó mucho mi verga, verdad?, estoy seguro que te fascinó’, entonces me giró, empezó a acariciarme las piernas por sobre mis calzas para luego seguir con mis muslos, frotándome su pene en mi trasero me dijo; ‘Mira nada más como me pones, me tienes la pija bien parada, ahora tendrás que comértela hasta que me saques toda la leche, así que prepárate putita, porque te voy a coger toda la noche’.
    
    Me mantuvo un tiempito ahi acariciándome la cola y metiendo ...
    ... sus dedos entre mis nalgas para frotarme el culito por sobre la lycra, al mismo tiempo me besaba el cuello, mordisqueaba mi oreja, me besaba en la boca, la recorría con su lengua y chupaba la mía, me mordisqueaba los labios y yo solo cerraba mis ojos y me dejaba hacer todo lo que él quisiera, pues me excitaba muchísimo.
    
    Me llevó hacia su mesa de trabajo y me recostó boca abajo levantando mi colita, se arrodilló y empezó a besarme las nalgas dándome pequeños mordiscos, jaló mis calzas hacia abajo y corrio mi tanga de lado para besarme el culito, lo lamía y
    
    lo chupaba con fervor, introducía su lengua en mi orificio jugueteando con él y arrancándome gemidos de placer. Después se levantó, se soltó los pantalones y de sus calzoncillos liberó su miembro completamente erecto, me tomó de la cintura, me hizo abrir un poco las piernas y apuntó contra mi entrada su enorme bestia hambrienta de culo y de un solo golpe me la enterró ¡completita!, grité dolorosamente aferrándome a la mesa, pero nunca intente zafarme. Para silenciarme se inclinó y me tapo la boca con su mano, empezó a mecerse lentamente haciéndome el mete-saca y susurrándome al oído; ‘Ya nena, ya no
    
    llores puta, es que me gusta mucho tu culito, me pone como loco y no me puedo controlar, ¡tu culo es mio! Y me encanta que seas tan puta, para meter mi pija en tu hermoso culo’, la forma en que me hablaba me excitaba mucho y me hacia sentir totalmente dominada.
    
    Poco a poco fue acelerando hasta llevarme a un ritmo ...
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