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La historia de Claudia (3)
Fecha: 30/07/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... –contestó la joven procurando controlar sus nervios. -Son las cinco, supongo que ya te vas para la radio. -Sí... -Bueno, y de ahí derechito para tu casa y en cuanto llegues me llamás. ¿Entendido? -Sí, está bien, la llamo en cuanto llegue... -Muy bien, mocosa, muy bien. –aprobó Blanca y dio por terminado el diálogo. Claudia llegó a su casa satisfecha por haber logrado que el comerciante aceptara contratar una pauta publicitaria en la radio, pero en realidad eso le importaba menos que llamar a Blanca. Lo hizo inmediatamente después de arrojar su cartera sobre la mesa del comedor. De entrada, la señora la preguntó dónde estaba. -En casa, en el comedor. -¿Estás sentada? Sí, claro... -Claro, nada. Te arrodillás ya mismo. – le ordenó Blanca y Claudia obedeció rápidamente sintiendo sobre todo su ser el peso de esa voluntad dominante a la cual estaba entregada. -Estoy arrodillada, señora... -¿Qué ropa llevás puesta? –quiso saber Blanca. -Pollera y chaqueta azul, blusa blanca, zapatos negros... -Sacate la chaqueta y la pollera. –le ordenó la señora, y Claudia lo hizo de inmediato. -Ahora los zapatos. -Ya me los quité, señora Blanca. -Muy bien, ahora el corpiño y la bombacha. Te quiero desnuda como un animal. -Pero... –se atrevió a decir Claudia. -¿Qué pasa? ¿No fueron suficientes los rebencazos que te di? ¿Es que la próxima vez tengo que dejarte el culo echando humo? –la apuró Blanca. -No.… por favor, ...
... señora... -¡No hay favor que valga! ¡Hacé ya mismo lo que te digo o pagarás las consecuencias! Y Claudia obedeció sintiendo que el llanto le humedecía los ojos. -Ya estoy... ya estoy desnuda, señora... –dijo tratando de controlar los sollozos que atenaceaban su garganta. Muy bien, ahora tocate. –fue la orden sorpresiva y brutal. -¿Qué?... –preguntó la joven con la vana ilusión de haber escuchado mal. -¿Qué pasa? ¿Además de estúpida sos sorda? –la humilló Blanca. -¡Que te toques, dije! -Pero... -¡¡¡TOCATE!!! –bramó Blanca y Claudia sintió que el muro de su resistencia se derrumbaba cual montaña de papel, y llevó su mano libre hacia el sitio sugerido por la señora. Al cabo de unos segundos, dijo con voz apenas audible: -Me... me estoy... me estoy tocando, señora... –y alucinó que no era su mano sino la de Blanca la que estaba allí, estimulando su clítoris, introduciendo dos dedos que avanzaban y retrocedían entre humedades una y otra vez arrancándole gemidos de placer que su perversa tirana escuchaba a través del teléfono. -Aaaaahhhhh.... ahhhhhhh... –gimió poco después sintiendo que estaba a punto de alcanzar el orgasmo. -¡Basta! –le ordenó Blanca. -Ya... ya no puedo más... -Me importa un comino lo que puedas o no puedas. Sacá la mano de ahí, no quiero que acabes. -Por favor, señora.... por favor... aaahhhhh... –rogó la joven al borde de la desesperación. -Sacate la mano de ahí, andá a la heladera y traé algunos cubitos. -Por favor se lo ...