1. Escuchando a mi hermana coger REAL


    Fecha: 05/08/2019, Categorías: Incesto Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues

    ... naranjas y pagué con mi propio dinero. Salí riéndome de la cara de mi hermana, que farfullaba. —¿Por qué no lo gritas a todo mundo? —Cálmate, tonta. Confía en mí —le metí el lubricante en su bolsito. Después de terminar las compras, volvimos con mamá. Más tarde Clarisa estaba dentro del baño de su cuarto probándose la nueva ropa. Yo, de curiosa y nada mas para joder, estaba allí. —¿Cómo te quedó? —La azul está un poco chiquita. Es incómodo. Se me mete mucho entre las nalgas. —Esa es la idea de una tanga —le dije, detrás de la puerta —¿Y el sostén? —El blanco me aprieta. Los demás me quedan bien. ¡Ay! No elegí bien. —Déjame verte. —¡No! —Vamos, Clarisa —dije con vehemencia —. Voy a entrar. —Mmm. Está bien. Pasa. Suspiré. El idiota de Leonel iba a comerse un bombón con Clarisa, y me preocupaba de que el cabrón no estuviera a la altura. La piel clara de mi hermana contrastaba muy bien con el color de su nueva ropa. Las piernas turgentes y depiladas, el abdomen plano, la curva de las caderas y los senos cubiertos por la delicada tela. Sus hombros pequeños estaban tapados por la seda de su negro cabello. —Pues al menos te las hace ver mas grandes. —Pff. Odio mis tetas. No quedan como las de mamá. —Nah. Mejor así. Las de mamá se caerán cuando tenga mas edad. —¿Yo qué? —preguntó mamá, asomándose detrás de mí. Miró a Clarisa completita. No sonrió en lo absoluto. Sólo asintió —. Te ves bien ¿quieren pizza para cenar? —Sí, ¡con piña! —pidió mi hermana. Madre se dio media vuelta y ...
    ... se fue. —Bueno… al menos no hizo preguntas. Creo que confía en que lo que estemos pensando, se lo digamos. —Ay, sí se lo diré —dijo Clari, dándosela vuelta y desabrochándose el sostén para probarse otro. Desde esa posición fue fácil mirar sus nalgas redonditas, y cómo la tanga se le hundía justo entre esas pequeñas partes que pronto probarían las delicias de un hombre. Honestamente me dio un poco de curiosidad saber cómo sería la polla del tal Leonel. Tal vez fuera grande, o pequeña. Gruesa… larga. Había de tantos tamaños. —Ya elegiste ¿verdad? —La tanga roja y el bra rojo. Los que me escogiste tú. —Ah, qué halagada me siento —bromeé en medio de nuestras risas. Durante la cena, mamá no nos preguntó absolutamente nada sobre el por qué Clarisa se había comprado ropa sexy y corta. Supongo que las cuestiones de vestimenta nos la dejaba a nosotras. Y como mi madre no es ninguna tonta… claro que sospechaba que algo iba a suceder. Cuando a Clarisa le compró sus cacheteros, mi hermanita, que hasta entonces estaba acostumbrada a las braguitas de niña, replicó que no se sentía muy bien usando esa clase de ropa… y meses después se compraba conjuntos así… bueno. Lo que estuviera pensando, no nos lo dejó saber esa noche. Cuando mi madre ya estaba dormida, entré a ver a mi hermana para saber cómo se sentía al respecto y si no tenía ganas de echarse para atrás. —Quiero hacerlo de verdad. —Bueno, pues… buena suerte. Ya me iba a ir cuando ella me preguntó. —¿Duele cuando la meten? —Mmm… al ...
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