1. Escuchando a mi hermana coger REAL


    Fecha: 05/08/2019, Categorías: Incesto Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues

    ... tengo una activa imaginación, así que no me fue difícil recrear en mi mente lo que estaba pasando allí dentro. Es más, incluso entre el marco y la pared de la puerta había una pequeña abertura. Vi apenitas lo que ocurría. Sólo distinguí un rastro de piel blanca de Clarisa. Estaba con la espalda arqueada hacia abajo. —La de perrito… —me dije. —Más, más, más, no pares, Leo. No pares. Fuerte, fuerte… Penetré mi vagina y la estrechés me hizo recordar a la de mi hermana menor. Froté el clítoris con fuerza. Una capa de sudor se me perlaba en el cuello. Estaba disfrutando. De verdad disfrutando. Y es que masturbarme no es algo que haga seguido. —Ponte así y chúpamela. —¿Así? —Sí… así. A ver vente. —¿Así, papito? —Así amor… ayy… —¿Quieres que me la coma toda? ¡Hablaba como una… como una putita! ¡tengo que decirlo! Pero en el buen sentido de la palabra. —Trágala más. Todo… todo. —No manches, Leo. Me vas a hacer atragantar. —Nada que ver. Métetela despacio. —Es que estoy incómoda arriba. Cabe decir que estas frases son las que me imaginé que decían, porque el sonido llegaba apagado y tuve que unir las pocas palabras que escuchaba con claridad. —Así entonces. Me asomé. Ahora veía claramente en la rendija cómo Clarisa se acostaba y Leo se subía sobre ella. Por desgracia, eso fue todo lo que se apreciaba. —¿Así te llega al fondo? Se la estaba cogiendo por la boca. Comenzó él a moverse suavemente. Maldije la pequeña abertura porque no me permitía mas. Cerré los ojos y me concentré en ...
    ... imaginarme a Clarisa recostada con Leo sobre ella y clavándole la verga en la boca. —Me encanta… me encanta tu verga… —Cómela mamacita… —Ay… mmm… mm… —¿Quieres tu lechita? Leo era todo un… no sé qué palabra usar. —Sí, la quiero. La quiero en mi boquita mi amor. La follada bucal tardó otro poco. Yo ya tenía tres dedos dentro de mí y tenía que morderme los labios para no gemir fuerte. Apreté las piernas tanto como pude. Sentí el calor de mis jugos. —Ay va… te lo tragas todo. —Sí, papito. Clarisa, obviamente, tenía alguna clase de complejo paternal. No había dejado de llamarle papito al hombre. Hubo un momento de silencio donde sólo la gruesa voz de Leo se oyó gimiendo. Estaba depositando la leche caliente, el esperma delicioso, dentro de la garganta de mi hermanita. —Así… bébelo. Todo, Clari… todo…ay… mi amor… ¿Te gustó? —Estaba rica. Pero ya se te bajó… te salió mucha. Mira, me la bebí todita. —Vamos a descansar un ratito. —¿Te la puedo chupar mientras? —Sí… está bien. Pero hasta mis huevos ¿dale? —Sí. No lo soporté más. Me corrí. Vi por la rendija claramente el pene semi erecto, la boca de mi hermanita abrirse y meterse la tranca hasta la garganta. Su cabello ocultó el resto. Quería seguir mirando. Necesitaba hacerlo… pero mamá me mandó un mensaje preguntándome si había ido por los papeles. Sin querer, y todo lo que les acabo de contar, sucedió en media hora. Media hora me la pasé oyendo los gemidos de mi hermana, sus palabras cargadas de vulgaridad y de cachondería, media hora ...
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