1. El ser amable me entregó una madura


    Fecha: 10/08/2019, Categorías: Incesto Autor: GR69, Fuente: CuentoRelatos

    ... respondió con alivio que claro que sí, tome todas las bolsas y le dije que yo me encargaba, me acaricio el brazo agradeciéndome por la ayuda. Fuimos conversando en el corto trayecto y me contó que venia del supermercado muy cansada, justo cuando me disponía a despedirme me dijo que se dirigía a tomar un colectivo, el mismo que tomaba yo para mi suerte.
    
    Nos subimos al auto después de guardar las bolsas en la parte trasera, nos sentamos juntos y me siguió conversando de manera muy amable, yo hacia mi más grande esfuerzo por mirarla a su moreno rostro y no perderme en su escote, pero esas tetazas pedían a gritos atención y mi vista caía sin remedio entre sus grandes pechos. El conductor se unió a la conversación de cosas triviales, como política o clima, mientras hablaban yo miraba de reojo sus potentes tetas que rebotaban alegremente cada vez que el auto avanzaba. Para mi sorpresa apoyo una de sus manos en mi muslo, apretó con delicadeza mi pierna y me pregunto dónde bajaba, le dije mi dirección y sonriendo me respondió que vivía cerca, se comportaba muy dulcemente pero me tenía con una erección brutal que intentaba disimular con mi mochila.
    
    Bajamos y yo baje sus bolsas, me agradeció la ayuda y me pidió si es que podía acompañarla hasta su casa, accedí sin dudarlo y solo caminamos un par de cuadras hasta llegar a su pasaje y al frente de su casa. Sonriendo me dio las gracias y me ofreció un vaso de agua, torpemente contesté que no se preocupara, se acercó a mi e insistió ...
    ... siempre con una sonrisa en su rostro, se acercó a mí y una de sus manos agarro suavemente mi erección y la froto sobre el pantalón, me dijo que solo quería pagarme mi amabilidad. Soltó mi entrepierna y comenzó a abrir la reja con una amplia sonrisa, entre nervioso y excitado y me senté sobre su sillón, entro a la cocina con las bolsas y volvió trayendo un vaso con agua. Se sentó a mi lado mientras bebía, procedió a sacarse los zapatos y coquetamente se sentó a lo largo del sillón poniendo sus pies descalzos sobre mi entrepierna, no pude evitar que mi pene diera un respingo al tacto y avergonzado no dije nada.
    
    Comenzamos a hablar, le conté sobre mí y ella sobre quien era, se llamaba Sara, me dijo con una mirada triste que se la pasaba aburrida y sola en su casa ya que su marido se la pasaba todo el día trabajando, me desanime al escuchar que tenía marido pero al terminar esa oración frotó sus pies con mi entrepierna como si fuera de casualidad. Se produjo un silencio y me miró fijamente, me dijo que le gusto como la miraba en el metro, me quede mudo hasta que con la planta de unos de sus pies y con los dedos del otro acaricio sin reparos mi pene sobre el pantalón, deje escapar un suspiro de excitación, quise disculparme pero me interrumpió y dijo con un tono de excitación que hace mucho nadie le miraba así.
    
    Sin decir más me abalance sobre ella, nos besamos rápidamente y baje a besarle las tetas descontroladamente, mis manos buscaron su culo aun atrapado en sus ajustados ...