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Mis inicios, el tío.
Fecha: 11/08/2019, Categorías: Gays Autor: Ernesta, Fuente: SexoSinTabues
Durante mi adolescencia no tuve mucha actividad sexual, mi madre con su reprimenda de los nueve años logró convencerme de lo malo que era ser gay, desde entonces me dediqué a ocultarlo lo mejor posible, sin lugar a dudas si tuve un éxito en la vida fue ese, ocultar mis sentimientos y emociones femeninas, hasta el punto de no levantar sospechas. Fui penetrado tres veces, el placer en esos encuentros era ser mujer y tener a un macho sobre mí, sus movimientos o su aliento en la nuca, de alguna manera el miedo a ser descubierto o delatado siempre estuvo presente y en vez de disfrutar al máximo, buscaba la forma de pasarlo bien pero con la tensión de darme a conocer abiertamente, ser gay era inconcebible no tan solo en mi familia, lo era en la comunidad en la que me desenvolvía, aún recuerdo las burlas a las que se sometían hombres de verdad por el simple hecho de decir que eran hembras en cuerpos de macho, claro algo tenía que ver el amaneramiento exagerado de muchos de ellos, lo que no era justificación para los apelativos de aquellos años. Yo tengo un tío de nombre Mario, en ese tiempo él tenía 22 años y yo 15, desde mi última penetración había transcurrido más de un año, no tenía contemplado tener sexo con un tío, mucho menos con el más atractivo, mi tío sigue siendo muy guapo, muy rico, yo lo miro y recuerdo lo que hicimos aquella tarde, en ese tiempo él estaba lleno de deseo sexual, era todo un semental, dispuesto a todo, algo que no descubrí hasta tenerlo encima. Mario ...
... administraba un pequeño almacén propiedad de mi abuela materna, se le ocurrió que fuéramos hasta el negocio y luego nos escapáramos hasta unos canales cercanos donde podríamos disfrutar de una tarde de baños y entretención, algo que acepté sin mayor problema. Al llegar al almacén nos dimos cuenta que el movimiento era nulo, el verano en la ciudad es aburrido, mucha gente busca salir de ahí, se dirige hasta la playa o algunos otros lugares donde puedan huir del atosigante calor que parece concentrarse en el desierto, esta fuga masiva declara una especie de tregua para todas las actividades económicas y el almacén de la abuela no escapa a eso. Mi tío me dijo que revisáramos la existencia de mercadería en la bodega y luego saldríamos hacia el río, entonces bajamos rápido, ahí, sin sospechar nada, él acercó una banca larga que estaba guardada ahí, se puso a conversar de cosas sin importancia hasta que llegó el momento del sexo, entonces me preguntó “¿cómo estás con las mujeres?”, “no pasa nada con ellas” le dije, “no les atraigo mucho y además ninguna niña me gusta todavía”, él me dijo “se me hace que te gustan los hombres a ti”, “no pasa nada” le respondí, “¿ por qué piensa eso?”, “te encuentro pinta rara a ti”, “nooooo”, colocándome nervioso. Entonces sacó su pene desde el interior de su ropa, “¿no te gusta entonces?”, quizás los nervios excesivos o la manera de mirarlo, algo, no sé qué, me delataban. Su pene no era muy grande, tal vez unos 17 centímetros de largo y delgado, ...