1. Lula llena


    Fecha: 11/08/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... percató de su presencia. Sentada en una mesa de una esquina, quizás la más apartada, una mujer sola apuraba una copa. De unos cuarenta y muchos años, de pelo negro recogido, semblante ligeramente tostado por el sol y vestida con atuendo veraniego, jugaba con un móvil desde el que parecía enviar algún mensaje merced al movimiento de sus dedos. La miró, ella en un principio no reparó en su presencia absorta en lo que estaba haciendo. El recorrió entonces todo el local con su mirada. En otra de las esquinas, una pareja, se entregaba a lo que parecía una conversación de trascendencia; finalmente, otra pareja más cuchicheaba cosas al oído el uno del otro, susurrando frases del todo imperceptibles. Volvió a mirarla, seguía ensimismada con su teléfono móvil, ajena a que alguien la observaba. Pensó en ella, en quien sería, a quien esperaría, que motivo le había traído hasta allí aquella noche de veraniega luna llena. Tal vez por lo insistente de su mirada, ella levantó la vista cruzándola con la de él. Una leve sonrisa, más bien por compromiso que por otro motivo, iluminó su rostro volviendo de nuevo a sumirse en lo que estaba haciendo hasta que pasados unos minutos ella buscó sus ojos con cierta insistencia. Se miraron nuevamente, esta vez sin prisa, por un tiempo casi eterno. No hubo ni una mueca, ni un gesto y mucho menos una palabra. El dudó de acercarse o al menos llamar al camarero para pedirle que invitase en su nombre a aquella desconocida; pensó en la posibilidad de que ...
    ... estuviese aguardando a alguien a quien finalmente habría que ofrecerle alguna explicación caso que para ella su actitud resultase inconveniente. Sin embargo no hubo tiempo a más. Con un gesto discreto, aquella mujer desconocida, llamó al camarero, abonó la consumición que estaba tomando y con lentitud parsimoniosa, exhibiendo su cuerpo que conservaba las huellas de otro tiempo esplendoroso abandonó el local sin dejar de mirarlo a los ojos. Sin pensarlo dos veces dejó sobre la mesa el importe de su whisky y salió a la calle, resuelto, en pos de aquella desconocida. La calle solitaria como antes lo acogió silenciosa; el calor no se había mitigado y en el cielo aquella luna llena de rostro empolvado pareció guiñarle su ojo de gran cíclope mientras en alguna parte pareció cerrarse una ventana abierta a la noche. Buscó con la mirada, escrutó con sus ojos ambos lados de la calle buscando el rastro de aquella misteriosa mujer que por un motivo que ignoraba estaba seguro que lo aguardaba en alguna parte. Allí estaba ante el escaparate de un comercio de ropa de mujer recreándose en la contemplación de los modelos que exhibía tras sus lunas. Se acercó a ella quien tratando de disimular su intencionada espera se hizo la sorprendida al advertirlo a sus espaldas. Comentaron algo sobre uno de los modelos que exhibía aquel escaparate tenuemente iluminado y de lo bien que le quedaría a ella sobre su cuerpo. La miró de pies a cabeza; aquel vestido estampado de verano, con una falda tal vez algo ...
«1234...»