Por infiel, iniciè a mi esposa en la prostit ( 3 )
Fecha: 25/08/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Su presencia fue como una aparición incitante y prohibida. Estaba bellìsima y sexy, y el modo como se la veìa, hiso que en el ambiente del burdel, un sensual ramalazo de corriente eléctrica, recorra la espalda de todos los hombres que la contemplábamos.
La vieja dueña del burdel, había hecho en ella una irresistible transformación:
Ella, que siempre llevaba su sedoso cabello suelto hasta los hombros, ahora se lo habían recogido hacia atrás en una apretada cola, que resaltaba la finura de su bello rostro; que ahora, aunque conservaba su antigua expresión dulce,, mostraba una actitud insinuante, y resueltamente provocativa.
Andrea estaba vestida de un traje negro topless cortìsimo y sin tirantes, cuya parte superior bordeaban casi, las aureolas rosadas de sus senos henchidos, que se desbordaban descaradamente de los filos de su escote, de una manera insinuante y seductora.
En su parte inferior, su pequeñísimo vestido negro ajustaba como un guante su cuerpo, vestido que le llegaba apenas al inicio de sus amplias caderas, haciendo la impresión de que sus blancos muslos reventaban en carnosas curvas, dando a su sensual figura, una apariencia tentadora y carnal.
Era la viva imagen de una puta.
Debajo de esa sensacional prenda de puta, se asomaba completamente, un pequeño interior de seda, blanco y transparente, que hacia ver una bulba grande y abultada, llena de vellos oscuros, que incitaban al placer.
Calzaba sus delicados pies con unos sexy zapatos negros, de ...
... elevados tacones de aguja.
Su perturbadora presencia de mujer, exitò sexualmente de manera instantánea a todos los clientes del burdel, que se imaginaron de inmediato ocupándose con esa nueva y deliciosa puta.
Yo estaba tan excitado como ellos, y mi verga no cabía en mi pantalón por lo hinchada y caliente, mientras que mi mente estaba tomada por una especie de embriaguez sexual, que hacía latir mi corazón muy fuertemente.
Saqué mi cámara, y empesè a tomarle las primeras fotografías del día.
En ese momento, la vieja me hiso una seña desde el bar, y yo acudí preso de una erótica y ardorosa excitación. Al pasar cerca, ella me miró con una expresión entre ansiosa, excitada, y suavemente sonriente.
Venga, me dijo la vieja, quiero que vea como trabaja su linda puta con su primer cliente. Y diciendo esto, me llevó al sitio ya conocido por mi.
Apenas llegué al observatorio secreto, la puerta del cuarto de Andrea pareció abrirse y cerrarse varias veces. Yo me inquieté.
Estese tranquilo, me dijo la vieja, yo conozco esto, los clientes más avezados y duros se han de estar disputando el gusto de ser el primero, y acordando quienes siguen después. Todos ellos saben que mi puta es nueva, y como es tan hermosa y deseable, la ganará el más fuerte de ellos, y todo quedará en paz.
En ese instante entrò al cuarto Andrea, tomada fuertemente del brazo por un negro enorme, con cara de pillo.
La vieja sonrió y me miró. "Es el negro toro, el negro más duro de todos, tiene ...