1. Claudito y su tío Roque (3)


    Fecha: 25/08/2019, Categorías: Confesiones Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... cinismo que espantó al jovencito.
    
    En ese momento sonó el celular que Sara llevaba en un bolsillo de su vestido.
    
    -Sí… Ah, hola, Roque, buen día… ¿En media hora?, bueno, te espero con el almuerzo y una sorpresa… No, no puedo adelantarte nada, ¿qué sorpresa sería entonces?... Bueno, hasta luego, chau, chau.
    
    -Era el tío… -explicó la mujer innecesariamente. –Viene en media hora, así que andá a lavarte la cara y sacate la ropa, lo vas a esperar desnudito.
    
    -Por favor, mamá… ¡Por favor!... –rogó el chico entre sollozos.
    
    -¡Basta de estupideces! ¡¡¡BASTA!!! Como sigas resistiéndote voy a empezar a llamar a todos los parientes para contarles mi desgracia de tener un hijo puto. ¿Te queda claro, nene?
    
    Claudito imaginó de inmediato la situación ominosa que debería enfrentar si su madre cumpliera con esa amenaza. No, prefería cualquier cosa antes que el escarnio que caería en ese caso sobre él. Con paso lento, arrastrando los pies y su desgracia fue hasta su cuarto, se quitó toda a ropa y luego se lavó la cara en el baño, advirtiendo al mirar al espejo lo enrojecidos que tenía los ojos de tanto llorar. Insistió varias con el agua fría en su cara y finalmente volvió al living, donde su madre esperaba reclinada en su sillón favorito, ése que ocupaba para ver televisión o leer.
    
    Claudito miraba al piso y ocultaba su pene con una mano.
    
    -¡Qué belleza, hijo! ¡Qué belleza sos! –exclamó Sara al ver a su hijo como no lo veía desde hacía muchos años, cuando el chico comenzó a ...
    ... bañarse solo.
    
    -Sacá la mano de ahí y vení acá.
    
    Cuando lo tuvo ante ella contempló largamente ese cuerpo que la sombraba por su belleza ambigua, casi femenina, ese cuerpo delgadito aunque con suaves redondeces que la asombraban y excitaban morbosamente. Ese cuerpo cuya única vellosidad eran las de las axilas y la que se veía en la zona genital. En cambio, no había pelos en las piernas, un detalle que le encantó a Sara.
    
    -Date vuelta, hijo, quiero verte el culito.
    
    El último muro de resistencia se derrumbó en el interior de Claudito y obedeció sin chistar, en la certeza de que no debía irritar a su madre y que ella contara su homosexualidad a la familia. Entonces giró sobre sí mismo y casi de inmediato la oyó exclamar:
    
    -¡Ay, hijo, qué culito! ¡Qué culito increíble tenés! ¡Cómo habrá gozado Roque! –y lanzó una carcajada para después alabarle las piernas.
    
    -Parecen las piernas de una chica, Claudito… Tan bien formadas y sin pelos… ¡Hermosas piernas!
    
    El chico permanecía inmóvil, con un nudo en el estómago y así, entre morbosos elogios y algunos toqueteos de su madre transcurrieron algunos minutos hasta que Sara comenzó a preparar al almuerzo y a tender la mesa.
    
    Por orden de su madre Claudito permanecía de pie, con los brazos a los costados del cuerpo. Lo consumía la ansiedad pensando en cómo reaccionaría su tío cuando llegara y lo viera así.
    
    La intriga no duró mucho. Roque llegó poco después, cuando su madre ya tenía la mesa dispuesta y el pollo con papas se ...
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